LA OBRA DE ANTONIO CASTILLO LASTRUCCI (XXV)
CRISTO DEL CALVARIO (GALAROZA - HUELVA)
Jesús Abades y Sergio Cabaco
En palabras de Antonio de la Rosa Mateos sobre la trayectoria artística de Antonio Castillo Lastrucci, "dentro de su amplia gama imaginera destacan los 37 Cristos Crucificados que realizó entre los años 1935 y 1964, cada uno con su propio sello y expresando divinidad, relajación, serenidad y dulzura, característica propia del autor que evitó el dramatismo y el exceso de sangre en sus imágenes".
Para el historiador jerezano, los Crucificados muertos del afamado escultor e imaginero "se encuentran en una fase post mortem, con la cabeza inclinada hacia el lado derecho, pupilas dilatadas, boca entreabierta y dientes superiores tallados. Igualmente evitó mostrar la violencia que supuso la crucifixión, realizando las manos abiertas y con los dedos ligeramente flexionados. El sudario estaba inspirado en los cánones barrocos, sujetos por un lazo en el costado derecho, que se mantiene al descubierto. Todos muestran cinco llagas y están sujetos a la cruz arbórea y cilíndrica por tres clavos". Pese a la popularidad alcanzada por la versión realizada en 1937 para la sevillana Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Hiniesta -considerada incluso como prototipo de una iconografía que luego conocería numerosas imitaciones; en no pocos casos, expresamente exigidas por la clientela-, lo cierto es que en la primera creación sobre el tema, venerada en la Iglesia del Carmen de la localidad onubense de Galaroza bajo la advocación de Cristo del Calvario (1935), ya están presentes todos los caracteres formales que Castillo Lastrucci desplegaría en las posteriores hechuras de Jesús en la cruz. Las fotografías que acompañan esta entrega lo muestran durante el proceso de restauración al que fue sometido en el año 2005 por el escultor sevillano Juan Manuel Miñarro López. |
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