Esta Dolorosa relacionada por el historiador jerezano Moreno Arana con la producción del escultor sevillano Cristóbal Ramos recibe culto en la capilla del colegio de Nuestra Señora del Rosario de Jerez de la Frontera (Fundación Educativa Santo Domingo), antiguo beaterio del Santísimo Sacramento.

La obra presenta las características tipológicas y morfológicas usuales en Ramos: arrodillada y con la mirada hacia arriba y las manos unidas en actitud implorante y de oración. Es el mismo modo en que fueron creadas sus dolorosas sevillanas documentadas, la Virgen de las Aguas (1772) y la Dolorosa de la Escuela de Cristo (hacia 1798), además de otras atribuidas.

De nuevo, es una figura de tamaño menor al natural y ejecutada en terracota y telas encoladas. El estofado emplea la técnica del cincelado, propia de la policromía rococó, tanto en la túnica como en la delicada cenefa que a manera de encaje circunda el manto, por lo que Moreno Arana piensa que habría que situarla en las décadas centrales de la segunda mitad del setecientos.

Porres Benavides aprecia el parecido entre esta Dolorosa y la del retablo del Cristo crucificado de la capilla del palacio sevillano de San Telmo, también de tamaño académico, que fue restaurada en los talleres del IAPH por Joaquín Gilabert en el 2006 dentro del programa de intervención de dicha capilla.

A raíz de sus investigaciones sobre la obra de Ramos en Jerez, Arana también le atribuyó un Nacimiento (imagen inferior) que está en el Museo Carmelitano de la Provincia Bética, y dio a conocer el busto del canónigo Francisco del Río de la iglesia jerezana de San Mateo, la primera obra documentada de Ramos (1748) según la firma del autor en la peana, de lo que informaron Javier Jiménez López de Eguileta y Pablo Pomar Rodil.