La obra se custodia en la Iglesia de San Francisco Solano de Montilla. Fue atribuida por el historiador sevillano José Roda Peña, que habló de Ramos como un artista cuyos materiales predilectos fueron la terracota y las telas encoladas, hasta el punto de reconocerse en alguna ocasión "escultor en barro y no en madera".

En efecto, este grupo de reducidas dimensiones (81 x 56 x 40 cm) fue modelado en terracota y telas encoladas y policromadas sobre una base de madera, material con el que también fue realizado el madero de corte cilíndrico y arbóreo con nudos dorados, del que pende un encaje a modo de sudario.

Con afligido semblante María contempla al Hijo muerto, cuya figura muestra un excelente estudio anatómico. El Cristo aparece recostado sobre el regazo de la Virgen, que viste un no menos espléndido atuendo con toca monjil, túnica dorada y oscuro manto, provisto de galón y vueltas también dorados. Completa la escena la conmovedora imagen de María Magdalena que, arrodillada, besa los pies del maestro.

Esta Piedad que recibe culto en una vitrina del referido templo de la localidad cordobesa es sin duda una de las piezas más desconocidas de Ramos. Y ello pese a tener unas calidades que las sitúan como una de las mejores no solo dentro de la iconografía, sino también dentro de las numerosas obras que realizó de pequeño formato.

La pieza constituye un magnífico ejemplo del paradigmático caso de Cristóbal Ramos, quien partiendo de unos presupuestos tardobarrocos de influencia rococó, supo evolucionar hacia formas algo más atemperadas que se sitúan en la órbita del academicismo. No en balde, desde el año 1775, desempeñó el cargo de Teniente de Escultura en la Real Escuela de las Tres Nobles Artes hispalense.

El conjunto se dispone sobre un risco primorosamente modelado que recuerda el bellísimo montículo florido sobre el que camina el Sagrado Corazón de Jesús -prefiguración pasionista de Cristo niño con la cruz a cuestas, con el corazón flameante en el pecho y rodeado de corderos-, una de las numerosas creaciones del escultor sobre el tema del divino infante, propiedad de la colección Espinal-Hernández de Carmona.

La disposición y los rasgos del Cristo remiten al de la Piedad de San Ildefonso (Sevilla). Por su parte, la Virgen se halla estrechamente emparentada con otras dolorosas del escultor como la sevillana del Museo, la del MNE de Valladolid o la del citado grupo de San Ildefonso. Respecto a la Magdalena, de rasgos más juveniles, podemos relacionarla con la imagen mariana del grupo del Tránsito de la capilla sevillana de San José.

A raíz de dicha atribución Roda Peña relacionó también con Cristóbal Ramos la hechura de un Nacimiento que se conserva en el templo de los Desamparados de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), localidad donde también se halla una pequeña Dolorosa que en el año 2012 la historiadora María del Carmen Rodríguez Duarte atribuyó al escultor y que recibe culto en el locutorio del convento Regina Coeli de las clarisas franciscanas.

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA

Nuestro agradecimiento a Alfonso Castellano Tamarit y a José Alférez (Tornería en Madera Alférez Lao) por su inestimable colaboración en la realización del presente artículo.

Con información de Jesús Abades y Sergio Cabaco.

RODA PEÑA, José. "La escultura barroca del siglo XVIII en Andalucía Occidental", en "Actas del I Congreso Andaluz sobre Patrimonio Histórico La escultura barroca andaluza en el siglo XVIII. Conmemoración del III Centenario del nacimiento del escultor Andrés Carvajal y Campos (1709-2009)", nº 4 de la serie Cuadernos de Estepa, Ediciones del Ilmo. Ayuntamiento de Estepa, 2014, pp. 93-94.