Este busto de Dolorosa, también llamado de la Piedad o de la Quinta Angustia por la titularidad mariana de la parroquial del municipio granadino de La Puebla de Don Fadrique, aunque no está documentado (Mora nunca firmaba sus obras), tras un detenido análisis histórico-estilístico, queda manifiesta la paternidad del artista.

Primeramente, hay que señalar el número considerable de tallas que Mora realizó en la comarca de Baza, existiendo hoy en día, a pesar de las destrucciones sufridas en la Guerra Civil, una considerable muestra de su plástica en esta zona, principalmente en la ciudad bastetana, de donde era natural.

Por otro lado, podemos apreciar su relación con otros trabajos de Mora, encontrando en la Quinta Angustia la habilidad de dirigir la vista hacia el rostro y la profunda expresión de la Soledad de Santa Ana, las calidades y delicadezas de ejecución de la Dolorosa del convento granadino de Santa Catalina de Zafra, ya analizada, y el sabio trato de la bicromía carne-ropa que observamos en el San Bruno pequeño de la Cartuja granadina.

Esta imagen iría a caballo entre la segunda madurez del artista y sus últimos años en los que se acentúan los caracteres expresivos a causa de su demencia. Dicha madurez estará definida por su alto misticismo interno y trágico, mientras que en la última parte de su vida los rasgos se desorbitan debido a los síntomas de la locura. En esta obra apreciamos elementos de ambas etapas; de la segunda madurez, ese denso misticismo y esa honda vida intimista; y del último período de su producción, el alargamiento de la forma, la blancura enfermiza de las carnaciones y la gran carga trágica, ya con caracteres casi extremos en toda la expresividad del rostro, a partir de esos ojos por donde parece salirse todo el sentimiento, así como la magistral configuración de la boca y el mentón que acentúa, junto con la estilizada nariz, la actitud dramática de la Quinta Angustia.

Al acusado misticismo se une en este busto una precisión formal espléndida demostrada en el tratamiento del manto y en el modelado de la Quinta Angustia, observándose una excelente talla en su rostro; barbilla, labios y nariz, sobre todo. Perfeccionamiento técnico que queda magníficamente completado con la severa pero expresiva policromía, la utilización de ojos postizos y el interesante contraste de luces y sombras.