Es la titular mariana de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad, cuyas primeras reglas datan de 1712. Como otras antiguas imágenes de su tipología, la secular devoción de la localidad de Olivares a su Virgen de los Dolores, también titulada Virgen de la Soledad en otros documentos, hizo que fuese relacionada erróneamente con el arte de Luisa Roldán.

Sin embargo, la Virgen de los Dolores en su Soledad puede relacionarse con la producción de José Montes de Oca por detalles como la inclinación de su cabeza, la aflicción del semblante, sus facciones maduras -propias de la última etapa del escultor sevillano- y las manos fuertemente unidas, en resuelta actitud orante. A pesar de la estructura tubular del cuello y de cierta dureza en el modelado de su rostro, la dolorosa muestra grafismos que la acercan al arte de uno de los grandes imagineros del siglo XVIII.

La casi segura atribución a Montes de Oca la hace Amparo Rodríguez Babío en la década de 1990. No la menciona Antonio Torrejón Díaz, que sí relaciona con el artista un San José que también recibe culto en la Colegiata de Nuestra Señora de las Nieves. Para Álvaro Dávila-Armero del Arenal, la Virgen de los Dolores en su Soledad posee todas las notas que Montes de Oca pone a sus dolorosas.

Francisco Espinosa de los Monteros comparte la opinión de que esta dolorosa posee rasgos de la obra de Montes de Oca, aunque quizás no comparta la calidad de otras piezas del maestro. Esto último, según su parecer, puede deberse a que fuera una obra temprana del mismo, que se trate de una imagen anterior retocada por Montes de Oca o que en ella hubiera mucha colaboración de miembros de su taller. En cualquier caso, dicho historiador tiene claro que posee caracteres que Montes de Oca repitió con frecuencia.

Consta que fue intervenida en Sevilla por Antonio Roldán (1913); por manos anónimas (hacia 1939) que tallaron las actuales manos extendidas para sustituir las primitivas entrecruzadas -que, como hemos dicho, aún conserva, aunque lamentablemente no las lleve de forma habitual-; por el recientemente fallecido Luis Álvarez Duarte (1974), que le hizo nuevo candelero; y por Juan Manuel Miñarro (2002), que recuperó la encarnadura original y realizó otro candelero -esta vez en consonancia con la proporción, movimiento y composición del cuello y la cabeza de la dolorosa-, para lo cual sirvió de modelo el primitivo candelero que, afortunadamente, también se conserva. A raíz de su restauración, Miñarro atribuyó la talla al círculo de Montes de Oca.