Al igual que la Virgen de los Dolores de la Hermandad de Jesús Caído, también de Osuna (Sevilla), la Virgen de los Desamparados fue atribuida a Gabriel de Astorga por Sánchez de los Reyes. En este caso, es la titular mariana de la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús, Sagrada Entrada de Jesús en Jerusalén y Nuestra Señora de los Desamparados, que procesiona el Domingo de Ramos desde su sede en el templo de Santo Domingo.

Estamos ante una creación muy representativa del estilo de su autor -aunque la mayor fama del padre hizo que durante mucho tiempo fuese erróneamente atribuida a Juan de Astorga, como ha sucedido otras veces-, mostrando paralelismos con otras tallas de candelero para vestir de Gabriel, caso de la Virgen de las Angustias, de Marchena, o la Virgen de la Antigua, de Olivares, ambos municipios también en la provincia de Sevilla.

Las tres anteriores obras pertenecen al grupo de dolorosas de Gabriel de Astorga que reflejan un dolor más sereno, caracterizadas por el semblante resignado -hasta el punto de hablar, en algunos casos, de un destello de optimismo en sus expresiones- y por matices como la mirada totalmente abstraída, los labios semicerrados y el juego de manos entrelazadas -muchas, por desgracia, reemplazadas, aunque la Virgen de los Desamparados afortunadamente las conserva-, que indican en todos los casos signos de melancólica aceptación ante el sacrificio de Cristo y el hecho de preferir mostrar la esperanzadora piedad de María por encima de su dolor.

La imagen del Dulce Nombre de Jesús que desfila junto a la Virgen de los Desamparados fue atribuida también a Gabriel por Fernández Muñoz, quien vio semejanzas con otros niños de este escultor como el de la Virgen del Carmen de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), el de la Virgen del Rosario de Villanueva del Ariscal (Sevilla) o el de la sevillana Archicofradía de Pasión, así como con la andrógina Magdalena del Nazareno de Peñaflor (Sevilla).