Otra reciente atribución al artista, en este caso por parte del historiador y sacerdote Manuel Dana Nuevo, quien la compara con la Virgen de la Esperanza del municipio onubense de Hinojos. La imagen de Nuestra Señora de la Soledad preside un retablo rococó del siglo XVIII del templo parroquial de San Pedro, sobre gran peana dorada y con una cruz vacía con el sudario detrás, atributo propio de su advocación.

Se trata de una talla de candelero para vestir que vino a ocupar hace unas décadas en dicho retablo el lugar de una imagen de Santa Cecilia que luego se trasladó a otra capilla. Hasta entonces, la dolorosa -una imagen letífica que llegó a recibir culto como Inmaculada Concepción, y ahora venerada dentro del marco de la piedad penitencial, circunstancia frecuente en la producción mariana de Gabriel de Astorga- estaba en paradero desconocido.

Entre su ajuar encontramos una corona de plata del siglo XVIII y un terno de terciopelo negro bordado con lentejuelas de oro y encajes de oro en sus orillas, piezas que pudieron formar parte de una extinguida Hermandad del Santo Entierro que tuvo su sede en San Pedro y de la que también conserva dicho templo su titular cristífero: el Cristo Yacente de finales del siglo XVII que reposa a los pies de esta Virgen.

Otra imagen que podemos poner en relación con la que nos ocupa, más incluso que la Esperanza de Hinojos, se encuentra también en Carmona. Hablamos de la talla completa del Santo Ángel de la Guarda que figura en el paso procesional de Nuestra Señora de la Encarnación, del Convento de Madre de Dios. Y es que grandes son las semejanzas entre la Soledad y el arcángel en cuanto a rasgos faciales, expresión y policromía.