MATER DOLOROSA - PEDRO DE MENA
DOLOROSA (LIMA)

10/09/2024


 

 
 

 

A partir del siglo XVI, la creación y desarrollo de nuevas ciudades en América, fruto de ambiciosas empresas de expansión descubridora, fundacional y evangelizadora, se ve correspondida con la erección de suntuosos templos, conventos y asociaciones religiosas en las mismas, lo que conlleva la adopción de estilos, modelos y devociones procedentes de la Península Ibérica, especialmente de tierras andaluzas.

La gran demanda de arquitectos, escultores, pintores, orfebres y retablistas, que alcanzó su cenit en el siglo XVII para decaer en la centuria siguiente con el surgimiento de las escuelas indígenas, motivó la importación de una ingente cantidad de obras, realizadas en los talleres españoles, e incluso la emigración artística con imagineros como Pedro Laboria, nacido en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), o el sevillano Gaspar de la Cueva, quienes fijan su residencia en las colonias para atender directamente las necesidades de una cuantiosa clientela.

Un ejemplo de pieza importada de un obrador malagueño, cuyo destino era la Orden Jesuita radicada en la capital de Perú, lo encontramos en la Dolorosa del templo de San Pedro de Lima, obra de busto del tipo corto, el más numeroso y también el más demandado por razones económicas y, sobre todo en el caso que nos ocupa, por facilidad de transporte. Esta talla hace pareja con otro busto del Ecce Homo de similares dimensiones.

La Dolorosa muestra una concepción austera e intimista, propia de la intimidad conventual. Guarda estrecha relación con otras versiones sobre el tema realizadas por Mena, caso de la que recibe culto en la Catedral de Málaga o la que estaba en la Colección Valdés, hoy en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Como es habitual en ciertos tipos del autor, muestra las manos unidas en señal de oración y un semblante algo maduro a la vez que absorto en su dolor, con los ojos caídos y la boca levemente estremecida por el llanto. No lleva actualmente lágrimas ni pestañas, pero al igual que el Ecce Homo dispone de ojos de pasta vítrea para acentuar el realismo de una composición que profundiza en su pena por la pérdida de Cristo a través de un detalle muy especial, como es la suave inclinación de la cabeza a la derecha al tiempo que desplaza las manos entrelazadas hacia el mismo lado.

 

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FUENTES

https://www.lahornacina.com/articulosbalduquemena.htm

GILA MEDINA, Lázaro. "Pedro de Mena. Precisiones y novedades", en El triunfo del barroco en la escultura andaluza e hispanoamericana, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Granada, 2018, p. 122.

 

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