La Casa Ajsaris, situada en el antiguo barrio de los "Axares", en el Bajo Albayzin de Granada, reúne la mayor colección de arte granadino existente en Granada. Una colección de más de 400 piezas forjada durante los últimos años en una casa morisca del siglo XVI, que empezó a generarse en el último tercio del siglo XX por parte de sus dos propietarios -Juan Manuel Segura y Francisco Jiménez, este último fallecido en 2021- y que comprende escultores y pintores del Barroco (Pedro y Alonso de Mena, Pablo de Rojas, José Risueño, Pedro Atanasio Bocanegra o Juan de Sevilla), lienzos de la escuela de Mariano Fortuny (Isidoro y Enrique Marín, Tomás Martín, Joaquín Agrasot, Gómez Moreno, Ruiz Morales, Ruiz Guerrero o Juan Bautista Guzmán) y tres grandes pintores granadinos del siglo XX (López Mezquita, Rodríguez Acosta y Morcillo y sus respectivas escuelas), además de Larrocha, Gómez Mir, Bertuchi, Muñoz Lucena, Apperley, los hermanos Carazo, y casi todos los artistas destacados nacidos en Granada o que hayan tenido relación con ella.

La presencia de Pedro de Mena en la Casa Ajsaris -cuyo futuro en Granada sigue en el aire desde la denuncia que publicamos hace dos años, pese a los recientes ofrecimientos de espacios como Casa Ágreda por parte del Ayuntamiento de la ciudad, apenas interesado en este impresionante legado artístico hasta hace escasas fechas- es muy importante ya que cuenta con cinco piezas: un San Juanito, un querubín que formó parte de la peana de la Inmaculada Concepción de Alhendín, la Dolorosa que nos ocupa, el Ecce Homo con el que hace pareja y un Niño Jesús de los del tipo triunfante.

La Dolorosa muestra una calidad algo inferior al Ecce Homo, pero aun así es una obra muy interesante que armoniza con la hechura cristífera y deja claro que el artista pretendió que ambas creaciones formaran pareja. En ambos casos, hablamos de bustos largos en madera tallada y policromada. Actualmente presentan un excelente estado de conservación tras unas cuidadosas labores de limpieza y restauración que les devolvieron toda su grandeza y esplendor. La Virgen sigue el modelo del busto más conocido de las Descalzas Reales (1673), considerado el mejor de entre los conservados en España, de ahí que su cronología pueda ser similar a la de dicho ejemplar madrileño. En este caso, las manos también se desplazan suavemente hacia el lado izquierdo de la Dolorosa, cuya mirada se dirige igualmente al cielo, si bien la cabeza muestra mayor frontalidad. La policromía de las carnaciones y del atuendo no es la original, presentando además los ropajes unos elementos decorativos que no suelen ser habituales en las creaciones sobre la iconografía de Mena.