MAYO MARIANO 2008 - LA DIVINA PASTORA
SEVILLA (CAPUCHINOS)

Sergio Cabaco y Jesús Abades. Con información de
Juan Miguel González Gómez y Jesús López Alfonso


 

 

Tras la muerte, en el año 1750, del visionario capuchino Isidoro Vicentelo de Leca (Fray Isidoro de Sevilla), fue otro miembro de la congregación, el gaditano José López-Caamaño (el Beato Fray Diego José de Cádiz), quien continuó con la labor difusora de la devoción a la Divina Pastora, la cual acabaría convirtiéndose en patrona de la orden capuchina y sus misiones. No sólo en España logró gran arraigo el tema pastoreño, sino también en otros países europeos como Italia o Francia, y latinoamericanos como Venezuela, donde la Divina Pastora de la ciudad de Barquisimeto posee una devoción comparable a la del municipio sevillano de Cantillana. 

Precisamente de Cádiz llegó la imagen de la Divina Pastora venerada en el Convento de las Santas Justa y Rufina y de la Divina Pastora de Sevilla, donde ya dijimos que se conserva, inserta en un relicario de plata, la primera representación de la Divina Pastora en el mundo. La talla fue realizada en 1802 por el ubriqueño José Fernández Guerrero (1748-1826) y ha sido restaurada por Sebastián Santos (1956), quien le colocó nuevas pestañas postizas y ojos de pasta vítrea, y por Francisco Buiza (1982), quien hizo nuevo cuerpo y modificó ligeramente su postura.

La talla de Fernández Guerrero, distinguida con la Coronación Canónica en el año 2004, responde a los nobles preceptos academicistas que caracterizaron la obra, sacra y civil, de este reputado artífice, aunque en algunas de sus piezas, caso de la gaditana Virgen de las Angustias, se observan también influencias italianas de cariz más popular. Se trata, por tanto, de una efigie de correcto acabado, gran elegancia formal y expresividad atemperada que huye del barroquismo. El Divino Pastorcito que la acompaña se atribuye al sevillano Cristóbal Ramos, autor de la imagen a la que reemplaza la actual. Según el historiador sevillano Jesús López Alfonso, dicha obra de Ramos podría ser la Divina Pastora de Galaroza, comentada en otro capítulo, o la Virgen del Carmen de Chipiona (Cádiz).

El Redil de la Pastora de Capuchinos posee un magnífico simpecado bordado en hilo de plata y sedas de colores sobre terciopelo azul. Fue mandado a hacer por Fray Juan Bautista de Ardales y su confección estuvo a cargo del sevillano Convento de Santa Isabel (1956) según un diseño del ceramista y escultor Enrique Orce. En su centro, bajo venera que cobija al Cordero Místico sobre el Libro de los Siete Sellos y enmarcado por un óvalo de plata de Manuel Seco Velasco, se halla un magnífico altorrelieve en madera policromada de la Divina Pastora con el Niño, obra de Sebastián Santos, quien, como vimos en una anterior entrega, se inspiró en el modelo de Fernández Guerrero a la hora de modelar la Divina Pastora del municipio onubense de Aracena.

 

 

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