MAYO MARIANO 2012
JAÉN

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 

En este caso, la advocación mariana va ligada a la Resurrección de Jesús, la cual, según numerosos teólogos del cristianismo, constituye y pone en efecto la liberación del Hijo de Dios y su victoria sobre la muerte, fruto de su obediencia total y absoluta a la voluntad del Padre.

Es por lo anterior que la imagen jiennense se muestre representada en el momento de advertir por su fe la Resurrección del Redentor, de ahí que aparezca ya sin un gesto de dolor en su rostro, con la mirada serena e incluso esbozando una dulce sonrisa.

De candelero para vestir, tallada en madera de pino con las partes visibles policromadas al óleo, inclina suavemente la cabeza hacia la derecha, quedando su ovalado rostro enmarcado por larga cabellera peinada al centro y organizada en ondulados mechones. Los ojos son de cristal, con pestañas pinceladas en los párpados inferiores y de pelo natural en los superiores para realzarlos. La nariz es recta y fina; los pómulos, sonrosados; y la menuda boca, entreabierta, deja ver en su interior los dientes superiores tallados en la madera. Las manos aparecen extendidas, portando el santo rosario en la mano derecha.

Fue tallada en 1955 por el imaginero Alfredo Muñoz Arcos, nacido en 1920, en la localidad sevillana de Guadalcanal. Discípulo del famoso artista hispalense José Manuel Rodríguez Fernández-Andes, se trasladó, una vez concluidos sus estudios de Bellas Artes y el aprendizaje junto al maestro, a Jaén, tierra de su esposa Mariana Ming, donde realizaría casi toda su producción escultórica.

Muñoz Arcos cobró por esta obra la cantidad de 2.500 pesetas. La impronta original de la misma se halla actualmente bastante modificada debido a varias e importantes intervenciones: en 1985 y 1989 por su propio autor, en 1997 por Fernando Baldoy Ortega, y en 2007 por Mario Castellano Marchal.

 

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