Esta Dolorosa, tallada en madera policromada para vestir, es el resultado de la profunda remodelación efectuada en 1988 por el escultor gaditano Luis González Rey sobre una obra de Carlos Emilio Bartús Loreto, quien la esculpió en 1940 y procesionó por primera vez ese mismo año.

El pretendido idealismo de su rostro se demuestra en las cejas, rectas y policromadas pelo a pelo, los pómulos marcados, el perfil clásico, el mentón con gracioso hoyuelo, y los rojizos labios en forma de corazón que dejan ver los dientes tallados. Los grandes ojos, al igual que las cuatro lágrimas que surcan su rostro -dos en cada mejilla-, son de cristal, con pestañas postizas en los párpados superiores y finamente pinceladas en los inferiores. El cuello se presenta erguido y suavemente anatomizado. Respecto a las manos, aparecen extendidas para portar el manípulo y el santo rosario.

Titular mariana de la Cofradía de la Expiración, desfila el Viernes Santo desde la Iglesia Castrense en un paso inspirado en los tronos malagueños. De tamaño natural y facciones juveniles y amuñecadas, inclina levemente la cabeza hacia el lado izquierdo, aunque la mirada se dirige con entereza al frente.