MAYO MARIANO 2012
SEVILLA
Con información de Álvaro Dávila-Armero del Arenal y José Carlos Pérez Morales
Para poder hablar de esta Dolorosa, de tamaño natural (168 cm) y labrada en madera policromada para vestir, hemos de centrarnos en dos aspectos un tanto polémicos y complejos: intervenciones y autoría. Se elige este orden tras analizar todas las restauraciones, mejoras e incorporaciones que ha sufrido, ya que de esta forma apreciaremos la dificultad a la hora de atribuirla a uno u otro autor. En el año 1745 fue intervenida por un artífice desconocido que retocó el rostro de la efigie. Ya en el siglo XIX es intervenida en tres ocasiones: en 1803, Juan de Astorga la "arregla", componiendo la imagen y encarnándola, según Ruiz Alcañiz, por causa de un atentado en el que robaron sus manos e intentaron arrancarle la cabeza -para Tobaja Villegas, el arreglo pudo conllevar la colocación de los ojos de cristal-; en 1859, Leoncio Baglietto la interviene de nuevo, realizando nuevos brazos y arreglando su cintura; por último, en 1893, Emilio Pizarro y Cruz realiza otro juego de manos. En el siglo XX, Pizarro coloca nuevas pestañas postizas en los párpados superiores, seguramente entre 1910 y 1914; en 1913, Juan Luis Guerrero labra nuevo juego de manos; por último, en 1978, Francisco Buiza sustituye el candelero por otro nuevo. Según Tobaja, la intervención de Guerrero también incluyó nueva policromía, y la de Buiza un leve retoque de la misma a través de una suave limpieza. En el año 2006 se procede a una nueva intervención, cuyo autor es Enrique Gutiérrez Carrasquilla, quien eliminó los elementos metálicos, extrajo un taco de madera situado en la nuca -posiblemente introducido en la intervención de 1803 para modificar la postura de la cabeza, inclinándola-, consolidó el ensamble entre cabeza y cuerpo situado en el cuello, sustituyó el sistema de fijación de la corona, eliminó las pletinas de fijación de los codos, realizó nueva articulación de bolas, reconstruyó el pabellón auricular derecho, ejecutó nuevo candelero, afianzó y limpió la policromía, eliminó repintes, reintegró las lagunas de policromía, consolidó pestañas y lágrimas, y aplicó una capa de protección final. El análisis de los rasgos estilísticos de la Virgen de la Victoria, titular de la popular cofradía sevillana de las Cigarreras, indica un hondo dolor que se interioriza con gran recogimiento. Según algunos especialistas, esta característica sitúa la talla en el siglo XVII. Recientemente se ha concretado aún más su cronología, situándola entre los años 1611 y 1628, pues es el lapso temporal en el que la cofradía añade la advocación mariana de Madre de Dios de la Victoria. En cuanto a la autoría, durante el XIX estuvo atribuida a Juan Martínez Montañés. En 1928, López Martínez la atribuye a Juan de Mesa basándose en el contrato del Crucificado del Amor. A pesar de las diferencias formales a la hora de comparar esta obra con otras del maestro cordobés, la historiografía artística aceptó esta atribución. Otros especialistas discrepan de ella, acercando la Virgen del Socorro a la producción mesina y dejando en el anonimato a la titular de Columna y Azotes. Para el restaurador Gutiérrez Carrasquilla, se trata de una creación del círculo de Juan de Mesa. |
FUENTES: A.A.V.V. "María Santísima de la Victoria", en La Virgen Dolorosa Sevillana,
volumen III de Palios de Sevilla, Sevilla, Tartessos, 2006, pp. 236-239.
Fotografía de Roberto Villarrica para www.fotoscofrades.com
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