Formado en la Llotja con Claudi Lorenzale y Manuel Milà i Fontanals, Rossend Nobas i Ballbé (Barcelona, 1849-1891) se acabaría convirtiendo en maestro de escultores como Manel Fuxà, Josep Gamot y el ya citado Josep Llimona. Nobas participó en exposiciones internacionales, recibiendo algún premio destacado.

Entre toda su producción escultórica, caracterizada por el realismo y el naturalismo, su creación más conocida es el Monumento a Rafael Casanova i Comes, convertido en todo un emblema nacional. Destaca también el grupo titulado Aurora para la cascada del Parc de la Ciutadella (1883).

Aunque su obra sacra más famosa es la Dolorosa que procesiona en Pamplona (ver enlace), nosotros vamos a analizar ahora su labor en la Virgen del Tímpano de Sant Esteve que remata la puerta de entrada al templo homónimo del municipio barcelonés de Castellar del Vallès, integrada dentro de su imponente fachada.

La Virgen aparece majestuosa sobre un pedestal en el centro de la composición, siendo adorada de derecha a izquierda por numerosos fieles pertenecientes a todas las edades y clases sociales; a los que abre su manto en señal de amparo mientras sujeta al Niño con el brazo izquierdo.

Nobas, que también fue orfebre de profesión -trabajó con la familia Masriera-, es especialmente celebrado y recordado por sus retratos, especialidad en la que alcanzó gran fama, siendo muy demandado por la grandes familias de Barcelona para que las inmortalizara; de ahí que entre la multitud de rostros de piedra que aparece en el tímpano podamos intuir los rasgos de numerosos castellarenses de finales del siglo XIX.

Lejos de prolongar el revival neogótico de la conocida como Catedral del Vallès -iniciada en 1885 y consagrada en 1892, fallecido ya Nobas-, el autor, máximo representante del eclecticismo temático del periodo, muestra en el tímpano su personal estilo, preferentemente realista aunque sin renunciar a cierto aire romántico; de gran virtuosismo, en cualquier caso, como se manifiesta en el acabado de los personajes que integran la escena, llevado a cabo bajo los cánones más estrictos del realismo.

Nobas juega además con las tres técnicas del altorrelieve -medio, alto y bajo, rozando algunas esculturas el carácter de bulto redondo- para ganar profundidad dentro del marco ojival, en el que figura incluso una copia de la fachada en la que se inserta el tímpano; remarcando así el carácter protector de la Virgen sobre los habitantes del Vallès Occidental, al tiempo que convierte la iglesia, junto con los ropajes de los devotos y otros elementos del simulacro, en otra gran seña de identidad de dicha comarca catalana.