A partir del año 1900, el tema de "las edades del hombre" comienza a ganar significado en la obra de Edvard Munch. Todas las representaciones de la figura humana realizadas por el pintor noruego están caracterizadas por el hecho de ser a la vez universales a individuales.

A la detallada observación y rasgos especiales, de una fisonomía, forma y posición que se pueden reconocer enseguida, va unido siempre en la trayectoria de Munch un resumen sumario que se pone de manifiesto en la composición, la técnica, el manejo del pincel y el colorido.

El óleo sobre lienzo Las Cuatro Edades, pintado por Munch en el año 1902 -también conocido por el título Cuatro Edades de la Vida- pertenece a la Colección Rasmus Meyer de Bergen (Noruega), muestra a una niña y tres mujeres en una calle pueblerina de Aasgaardstrand.

Al comienzo del camino "de la vida" que se pierde en la profundidad vemos a una niña con sombrero rojo que mira de frente al espectador. Si bien es cierto que la expresión de su rostro no es tan triste y melancólica como la del cuadro Chica con Sombrero Rojo, desde el punto de vista formal resulta evidente su parentesco con la niña que cubre sus oídos en la obra Madre Muerta con Niña.

A su lado, un poco más atrás, vemos a una joven mujer tocada con un elegante sombrero. Todavía más atrás, cubierta hasta la mitad por la niña, Munch ha pintado de perfil a una mujer entrada en años, de expresión acongojada, con profundas ojeras y rostro descarnado.

Al fondo, contra la pared amarilla de la casa, aparece una anciana de cabellos blancos que camina encorvada hacia el borde derecho del cuadro, cuyas medidas son 130,4 x 100,4 cm.

A estas figuras, que no guardan entre sí ninguna relación, las ha vinculado Edvard Munch mediante los trazos castaño-rojizos que configuran la calle. Tanto la niña como la anciana -ya su vestimenta difiere de la de las otras dos figuras- representan a las personas con menos carga psíquica del grupo.