EDVARD MUNCH. 150 ANIVERSARIO
VAMPIRO

Con información de Magdalena Brotons Capó


 

 

La incidencia de Edvard Munch en Alemania arranca en particular de la exposición realizada en Berlín en el año 1892, que produjo tal escándalo que se clausuró casi inmediatamente, con la oposición de un grupo de artistas que, desde entonces, formó la Secession berlinesa.

Munch residió además varios años en Alemania, y allí encontró pronto un sector que admiraba su obra, de lo que dan testimonio las ediciones de su obra gráfica que se realizaron en Alemania en 1895 y en 1902; el primer volumen del catálogo de su obra gráfica, del año 1907, fue también de iniciativa alemana.

Munch tuvo una infancia de acontecimientos trágicos, que explican su inestabilidad emocional y sus angustias. La tuberculosis, la muerte de su madre y de su hermana, reaparecen en temas como La Niña Enferma (1885-1886) o La Muerte en la Habitación de la Enferma (1892), sobre los que volvió en varias telas.

Su formación inicial, en la ciudad de Oslo (entonces Cristianía), en una línea naturalista, comenzó a evolucionar a raíz de sus viajes, especialmente en París, donde aparece en conexión con núcleos simbolistas y donde el conocimiento de la pintura de los postimpresionistas le permitió adquirir nuevos medios pictóricos para expresar su sentido trágico de la vida, su tormento interior, centrado particularmente en el tema de la soledad, en una visión de la relación sexual como fuerza destructiva y en la concepción simbolista de la mujer como vampiresa, un prototipo femenino que ha venido a denominarse como "mujer fatal".

Fue sin duda el pintor noruego quien, con su obra Vampiro del año 1893, plasmó de una manera directa lo que representaba el mito de la "mujer vampiro" para el hombre de la época. Entre 1893 y 1908, los años más decisivos para su carrera, Munch pasó la mayor parte del tiempo en Alemania. Durante este periodo fue concebida y ejecutada parcialmente la obra conocida como "El Friso de la Vida", a partir de la cual pretendía expresar simbólicamente su experiencia vital a través de estos arquetipos.

Entre los temas escogidos destaca el representado en la obra Vampiro, una poderosa evocación del terror masculino hacia la sexualidad femenina: podemos ver como una mujer, de larga y rojiza cabellera, se abalanza sobre el cuello del hombre agachado, del que brotan chorros de sangre.

Parece ser que en un principio la obra se tituló Amor y Dolor, aludiendo a la dualidad del sentimiento que despierta la imagen. El título definitivo le fue sugerido a Munch por el poeta Przybyszewski, influenciado por la imagen de la Clarimonde de Gautier (la perversa protagonista de La Muerta Enamorada, 1836), sin que podamos dejar de mencionar la importancia de Baudelaire en la concepción vampírica de la mujer (El Vampiro y Las Metamorfosis del Vampiro que forman parte de Las Flores del Mal, 1857).

 

FUENTES: AA.VV. "El Arte de Vanguardia: Expresionismo y Futurismo", en El Arte del Siglo XX, Barcelona, 1996, p. 105;
BROTONS CAPÓ, María Magdalena. "Raíces Simbolistas de la Vamp Cinematográfica", en Modelos,
Intercambios y Recepción Artística: De Las Rutas Marítimas a la Navegación en Red
, Palma de Mallorca, 2004, p. 612.

 

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