MARIA LACTANS (V)
JOSEFA DE ÓBIDOS

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 

Como apuntamos en una anterior entrega, la definitiva eclosión del culto a la Virgen como Maria Lactans no tendría lugar hasta bien entrada la Edad Media. Factores como el protagonismo que María adquiere en la Historia de la Salvación y por tanto en la devoción de los fieles, la importación por parte de peregrinos y cruzados de reliquias y leyendas que favorecerán la extensión de dicho culto, y la búsqueda progresiva de un acercamiento entre el fiel y la sagrada imagen, en la que influirá sobremanera la predicación de las órdenes mendicantes, hicieron que un motivo tan humano como éste se convirtiera en uno de los predilectos.

Por otro lado, no debemos olvidar tampoco la influencia que los escritos de místicos y teólogos ejercieron en el origen y difusión del tema que nos ocupa, pues encontramos multitud de referencias a la Virgen como Maria Lactans en obras que han contribuido de forma decisiva a la formación de la iconografia medieval.

En relación con las visiones místicas, nació la iconografía de María dando su leche a los santos que se distinguieron por su devoción mariana para reconfortarlos con su alimento maternal. Es un tema tardío que se desarrolla sobre todo en torno al milagro de la lactancia ocurrido en el siglo XII a San Bernardo, el gran doctor mariano de origen francés, aunque este prodigio también se encuentra en episodios similares vividos por otras figuras ilustres del santoral, tales como San Pedro Nolasco, Santo Domingo de Guzmán, San Cayetano, San Agustín y San Vicente. En estos casos, un chorro fluye del pecho de María y cae en la boca masculina, o bien el santo en cuestión mama directamente del seno, dejado libre por el hijo de Dios.

Un notable ejemplar relativo a San Bernardo lo encontramos en la producción de Josefa de Ayala y Figueira, más conocida como Josefa de Óbidos (Sevilla, 1630 - Óbidos, 1684), pintora de naturalezas muertas y de notables composiciones de temática devocional. Es muy interesante que el santo aparezca recibiendo la lactancia junto a su orden, de ahí que María sea tratada también como Virgen de la Misericordia, cobijando bajo su manto, con la ayuda de unos ángeles, a los cistercienses. Vemos en la obra las típicas representaciones humanas de la artista, caracterizadas por las caras ovaladas, con grandes ojos y bocas pequeñas, casi amuñecadas.

El alimento virginal también se derrama entre los devotos en representaciones donde se plasma plásticamente una devoción popular muy arraigada desde finales de la Edad Media, símbolo de la maternal misericordia hacia sus hijos, que no se contentan con recoger en sus bocas las gotas del néctar divino -como podemos ver en la pintura de "La Virgen y las ánimas del purgatorio" de Pedro Machuca (imagen inferior izquierda), donde las almas abren la boca en espera de la leche reconfortante- sino que acuden con recipientes a recogerla, como muestra la tabla central del "Retablo de la Virgen de la Leche" de Antoni Peris (imagen inferior derecha).

 

 

 

FUENTES

BLAYA ESTRADA, Nuria. "La Virgen de la Humildad. Origen y significado", artículo publicado en Ars Longa: Cuadernos de Arte, nº 6, 1995, Universitat de València, p. 168.

RODRÍGUEZ PEINADO, Laura. "La Virgen de la Leche", artículo publicado en Revista Digital de Iconografía Medieval, volumen V, nº 9, Universidad Complutense de Madrid, 2013, p. 5.

SIBILIA, Paula. "La "pornificación" de la mirada: Una genealogía del pecho desnudo", en Cuadernos de Música, Artes Visuales y Artes Escénicas, vol. 10, nº 1, enero-junio de 2015, Bogotá, p. 42.

 

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