En esta Natividad cada personaje es captado en una actitud espontánea: un San José muy joven da la espalda al espectador y conversa con un pastor que está detrás de la figura de San Francisco de Asís, la Virgen mira con suma melancolía al recién nacido colocado en un catre de paja, lacerando ya su alma el dolor que presiente por la muerte de su hijo en la cruz, y un ángel se dirige hacia el niño como símbolo de la gloria divina que conlleva su llegada al mundo. La cabeza del buey es visible, no así la de la mula, apenas insinuada al fondo.

La presencia de San Lorenzo obedece a la titularidad del oratorio de Palermo que presidía este gran óleo sobre lienzo (268 x 197 cm). También la de San Francisco es un homenaje al templo, ya que desde 1564 estaba regentado por la venerable compañía dedicada al santo de Asís. Ambos aparecen como presencias misteriosas y arcanas, meditando sobre el nacimiento de aquel destinado a cambiar el destino del mundo.

Todavía no sabemos exactamente cuándo Caravaggio (Milán, 1571 - Porto Ercole, 1610) pintó esta obra. Según algunos expertos la hizo en 1609 durante su estancia en Sicilia. Según otros, la pintó con anterioridad en Roma para luego ser enviada a Palermo por vía marítima. De hecho, el estilo y las características técnicas del lienzo se acercan más a las pinturas romanas de Caravaggio que a sus obras maestras sicilianas de Siracusa y Messina, por lo que la pintura debería datarse razonablemente hacia 1600.

Como solía hacer desde los años de su estancia en Roma, Caravaggio imagina un escenario humilde, protagonizado por marginados y pobres, unos personajes idénticos a los reales que encontraba en los callejones romanos, lejos de la nobleza exigida por los dictados de la Contrarreforma. Esos caracteres se traducen en un realismo tan auténtico que hace verosímil el episodio plasmado por el artista.

Por desgracia, fue robada por la mafia siciliana en 1969 sin que haya sido por el momento encontrada. De hecho, figura en la lista de las 10 obras de arte robadas más importantes del mundo. Desde entonces, la policía no ha dejado de buscarla y han sido múltiples las teorías que han circulado sobre su paradero. Durante mucho tiempo prevaleció la de su pérdida definitiva, pues testimonios de capos aseguraban que fue escondida en un establo, donde sufrió un grave deterioro que llevó a su destrucción. Sin embargo, en 2018, se aseguró que estaba en Suiza, cortada en seis u ocho partes, lo que volvió a alimentar la esperanza de un futuro hallazgo.

Gracias a la tecnología digital, en 2015 se realizó una reproducción muy fiel de la obra maestra perdida. La copia fue colocada en el mismo lugar del original de Caravaggio. Nunca podrá compensar la pérdida de la magna creación del genio barroco italiano, pero por el momento cubre su vacío y puede hacer que el público visitante y los fieles puedan imaginar la belleza y el talento creativo de este inconmensurable artista.