VISITACIÓN (V)

Con información de Rafael Ramos Sosa (24/12/2023)


 

 

En la realidad de su época, fue común que cualquier familia medianamente acomodada tuvieran esclavos, a los que, con bajo costo y manutención, se encomendaban las tareas más duras. Los artistas también contaban con esclavos para las tareas más sencillas y de esfuerzo físico del oficio, entre ellos Juan Martínez Montañés, quien vendió por 2.400 reales, el 3 de marzo de 1604, a un esclavo mulato llamado Juan Simón al comerciante Pedro González Refolio.

Por entonces, Juan Simón tendría unos 21 años de edad. Debió nacer por tanto hacia 1583, probablemente en Sevilla, hijo de padre español y madre de raza negra. El alto precio pagado vendría no de su simple fuerza física, mano de obra barata no cualificada, sino por sus conocimientos y destrezas de la mano del mejor escultor de la época, el célebre Montañés.

Juan Simón debió llegar a Perú el 10 de julio de 1607, pues en dicha fecha Refolio acuerda con el escultor y retablista Juan Martínez de Arrona que su esclavo mulato Juan Simón, como oficial de escultor, trabajaría en su taller durante un año. Ello explica el gran valor de este esclavo, que había adquirido saberes con categoría gremial y profesional de oficial.

En principio, habría que pensar que Juan Simón se formaría con Martínez Montañés durante unos seis o siete años y que entraría en el taller en torno a los 14 años de edad, como era costumbre. No sabemos si lo compró Montañés a esa edad o ya estaba en su casa como hijo de alguna esclava, ni si desde el principio fue adquirido por el escultor. Tal vez al bautizarlo se le impuso el nombre de su amo, Juan, como también era lo habitual.

Por su condición de esclavo, Juan Simón no podía llegar a maestro ni tener taller propio con aprendices y oficiales. Refolio, que en una escritura de 1615 consta como presbítero, alquilaba su trabajo a escultores y ensambladores de Lima. Puede ser que Juan Simón trabajara de modo autónomo en casa de Refolio, siendo vendidas sus esculturas por el amo gracias a sus contactos en la vida social limeña, funcionando el domicilio como tienda semipública.

El 3 de enero de 1619, Martín Alonso de Mesa, escultor sevillano afincado en Lima, contrató los servicios de Juan Simón para realizar toda la escultura del retablo mayor del monasterio limeño de la Concepción, hoy en el Museo del Palacio Arzobispal de Lima. Hablamos de unos altorrelieves realizados por Juan Simón bajo la supervisión de Mesa y tal vez a partir de sus modelos. El tratamiento de telas y ropajes en las escenas de la Anunciación y la Visitación confirman su ejecución por un discípulo directo de Martínez Montañés.

No se conoce de momento el final de Juan Simón: si murió esclavo o libre, dónde fue enterrado, otras posibles obras... Lo que está claro es que fue uno de esos brazos que difundieron el lenguaje montañesino por América, como lo fueron Gaspar de la Cueva, Pedro de Noguera y otros en el virreinato del Perú.

 

Foto: Daniel Giannoni

 

FUENTES

RAMOS SOSA, Rafael. "El escultor Juan Simón: discípulo y esclavo de Montañés", en Migraciones y rutas del Barroco, Fundación Visión Cultural, La Paz (Bolivia), 2014, pp. 37-45.

 

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