La construcción del retablo mayor de la Iglesia de Santa María Mayor de la Asunción de Estepa (Sevilla) se inicia en el siglo XVI. Debido al mal estado en el que se encontraba el anterior retablo, en diciembre de 1578, el vicario de la parroquia solicita al concejo de Estepa su sustitución. En 1583 es contratado Andrés de Ocampo para la realización del nuevo retablo, aunque se indican en las escrituras que se mantuviese y reutilizase el monumento que ya estaba hecho. En cuanto al coste, una vez finalizado el retablo, hubo discrepancias al respecto, hecho que conllevó una gestión de tasación por parte de Juan Bautista Vázquez el Viejo y Cristóbal Téllez. En diciembre de 1587 se abona finalmente a Ocampo la cantidad de 1050 ducados.

El retablo fue realizado en su momento como renacentista, aunque actualmente está catalogado como barroco a consecuencia de la gran reforma del siglo XVIII, cuando toda su estructura, en origen dorada, se repolicroma con pigmento blanco, y se añaden estípites y otra ornamentación propia de la centuria dieciochesca. Los elementos estructurales (columnas jónicas y corintias en ambos cuerpos) responden a la traza originaria

Se distribuye en banco, sotabanco, dos cuerpos y ático. Tanto en las calles exteriores como en el ático podemos encontrar esculturas de bulto redondo realizadas en madera policromada. Hay varios relieves, los de mayor tamaño los encontramos en la calle central, aunque en esa misma calle, en el ático, se encuentran tres esculturas y en cada calle de al lado una escultura de bulto redondo, todas talladas en madera y policromadas.

La iconografía del retablo se compone de cuatro relieves de los Padres de la Iglesia, el Sagrario o tabernáculo, un gran relieve que representa la Santa Cena, dos relieves de las Virtudes, las esculturas de San Pedro y supuestamente San Pablo, los relieves de los cuatro Evangelistas, otro gran relieve que representa la Asunción de la Virgen, las esculturas de San Andrés y Santiago, las pinturas de San Lorenzo y San Francisco de Asís, sobre las cuales hay pequeños relieves, y la representación escultórica del Calvario y las esculturas de los Santos Juanes en el ático, coronando la fábrica el Espíritu Santo.

Aunque repintadas, se adivina el estilo juvenil de Andrés de Ocampo en las figuras; singularmente, según Hernández Díaz, en el supuesto San Pablo (imagen inferior). Todas muestran una gran tradición clásica que es producto de la romanización. El conjunto de la Santa Cena (151 x 165 cm), delimitado por arco de medio punto, se organiza bajo cortinas y en torno a una mesa, ambos elementos parcialmente velados por los ornamentos barrocos añadidos en el siglo XVIII. El instante concreto que se representa en esta pieza, que combina el alto y el mediorrelieve, es la traición de Judas Iscariote, que ha desaparecido ya de la estancia, con los doce apóstoles desconcertados en torno a Jesús a excepción de Juan, que duerme apoyado en el regazo del maestro.