LA ICONOGRAFÍA DE PENTECOSTÉS (VII)
18/05/2020
Alineada con la figura de la Virgen, la paloma del Espíritu Santo desciende hacia los apóstoles, que mantienen las manos juntas o extendidas en una variedad de posiciones de oración. A diferencia de lo habitual, no se aprecia turbación alguna entre el grupo de seguidores de Jesús, ni mucho menos temor ante el designio divino. Una sensación de calma impregna en general la composición. La serenidad en este caso, por tanto, no solo la vemos en la imagen de María, cuya condición de Madre de Dios le hacía intuir lo sucedido. Aunque solo mide 20,1 x 12,9 cm, esta miniatura posee una impresionante monumentalidad. Su autor, el iluminador italiano Girolamo de'Corradi, más conocido como Gerolamo de Cremona por su localidad natal, utilizó los principios compositivos y matemáticos empleados por los pintores renacentistas del siglo XV que trabajaron a mayor escala, apreciándose especialmente la influencia de su mentor Andrea Mantegna. La miniatura está organizada con un gran sentido de la simetría: dos ventanas flanquean al Espíritu Santo, un número igual de apóstoles -seis en cada lado, tres de ellos de espaldas al espectador- se arrodillan en cada flanco de la estancia, dispuestos en filas paralelas, y otro número igual de libros y candelabros, sobre lo que parece ser la repisa de una chimenea, enmarcan la figura de la Virgen. Para atenuar la monotonía que puede causar una simetría demasiado estricta, el iluminador varía algunos detalles, caso de los colores de las túnicas y los mantos de los apóstoles, los gestos de adoración que adoptan y la disposición de los libros en torno a las velas encendidas. Del mismo modo, una ventana se halla abierta -en oposición a la otra, cerrada-, apreciándose dos grandes maceteros con un jilguero posado en uno de ellos, lo que podría tomarse como otra señal de la presencia de Jesucristo en la escena. Pintado hacia 1460-1470, este Pentecostés fue realizado por Gerolamo de Cremona con temple y pintura dorada sobre pergamino. Su destino fue un libro litúrgico o un libro de oraciones propio de la devoción privada, no podemos saberlo con exactitud ya que ninguna otra parte del manuscrito ha salido a la luz. Fue adquirido en el año 1994 por el Jean Paul Getty de Museum (Los Ángeles) a una colección particular francesa. Al igual que Mantegna la escena constituye una maravillosa caja renacentista, donde la nueva arquitectura humanista surge para crear una atmósfera urbana ideal y utópica, entendida como un todo coherente. La apertura en la pared del fondo gracias a las dos grandes ventanas, sobre todo la abierta al lado izquierdo, crea una especie de "doble espacio" que es muy peculiar en la pintura de la época en el norte de Italia. |
FUENTES COLORADO, Arturo. "Imagen e imaginario de la urbe. De la ciudad bidimensional a la ciudad digital", en AA.VV. Arte, Arquitectura y Sociedad_Digital, Universitat de Barcelona, 2017, p. 56. |
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