ANTONIO DE QUIRÓS. 300 AÑOS
TRIUNFO DE LA CRUZ SOBRE LA MUERTE
Pedro Manuel Fernández Muñoz (28/11/2021)
Foto: Pablo Alberto Mestre Navas |
La escena describe en lenguaje alegórico y conceptual el Triunfo de la Santa Cruz sobre la Muerte. A tal efecto está dispuesta sobre un simulacro del monte Calvario de aspecto rocoso, dando sensación de verismo, propio de la búsqueda del efecto naturalista en el Barroco y que fue uno de los primeros que se crearon en los pasos sevillanos, pues hay constatación documental de ello desde 1693. Sobre el monte se yergue la Santa Cruz, vacía tras la crucifixión, con las escaleras y los lienzos de haber descendido a Cristo. Justo delante de ella aparece sentado sobre el orbe un esqueleto con pose elocuente, de aspecto abatido y meditabundo, derrotado por las circunstancias, la osamenta de una mano apoyada en la descarnada mejilla mientras con la otra sujeta la guadaña. A sus pies un dragón alado, cubierto de escamas y con los ojos inyectados en sangre, muerde una manzana. En uno de los lienzos que ondean al viento desde la Cruz se lee la sentencia "MORS MORTEM SUPERAVIT" ("LA MUERTE VENCE A LA MUERTE"). Dicha iconografía es en realidad una composición en la que confluyen a su vez tres potentes elementos: la Santa Cruz, la Muerte y el pecado, en forma de dragón, siendo la escena el resultado de una batalla con sus vencedores y vencidos. Vencen los principios cristianos representados en la Santa Cruz a la Muerte y el pecado derrotados. Nos encontramos ante la grandeza del misterio pascual. La alegoría sevillana del Triunfo de la Santa Cruz sobre la Muerte es una instalación barroca que tiene además la peculiaridad de reunir en el mismo plano a las cuatro postrimerías: Muerte (esqueleto abatido), Infierno (bestia o dragón), Juicio (por el instante que expresa, común al del tema de la etimasia, y por la sentencia indicada en la toalla por el lema citado) y Gloria (Santa Cruz victoriosa). El esquema compositivo previo del misterio, concebido primitivamente como una obra efímera, fue realizado en 1676 para la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla por Juan de Valdés Leal, el célebre pintor de las Postrimerías del Hospital de la Santa Caridad y maestro en tratar en su obra a la muerte y sus estragos, tanto físicos como espirituales. En el archivo de dicha corporación de penitencia existen facturas de pagos a este artista por la ejecución de los elementos que constituyen la alegoría. Pocos años después, en 1691, el mayordomo Manuel González de Contreras encarga al escultor Antonio de Quirós la actual hechura, estrenándose en la procesión de 1693, creada no ya con la idea de una composición efímera sino fija, en madera tallada que policroma Juan José Carpio. Desde entonces, la mantiene sin variantes la Real Hermandad del Santo Entierro de Sevilla hasta nuestros días. El tratarse del paso de una cofradía de Semana Santa, con los prejuicios negativos que a veces esto implica, y encima un paso poco convencional que ha producido rechazo y chanzas, ha hecho que el Triunfo de la Santa Cruz sobre la Muerte sea una obra poco valorada desde el punto de vista artístico, que incluso estuvo a punto de desaparecer en la década de 1970. Y ello pese a darse la circunstancia de ser, después de la imagen de la Esperanza Macarena, el paso más imitado de la Semana Santa sevillana fuera de Sevilla. |
Foto: Antonio José Ruiz Calafat |
FUENTES FERNÁNDEZ MUÑOZ, Pedro Manuel. "La derrota de la muerte. La imagen de la muerte en la iconografía barroca del triunfo de la Santa Cruz", en Nuevas perspectivas sobre el barroco andaluz. Arte, Tradición, Ornato y Símbolo (coord. RODRÍGUEZ MIRANDA, María del Amor), Córdoba, Asociación para la investigación de la Historia del Arte y el Patrimonio Cultural "Hurtado Izquierdo", 2015, pp. 759, 764, 766, 768 y 771. |
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