RAFAEL SANZIO. 500 AÑOS
TRASLADO DE CRISTO
27/03/2020
Tabla firmada y fechada en su parte inferior izquierda "Raphael Urbinas MDVII". Fue encargada a Rafael por Atalanta Baglioni en memoria de su hijo Grifonetto, asesinado durante una lucha fratricida por la posesión del señorío de Perugia en el año 1500. Actualmente la obra se conserva en la Galería Borghese de Roma. La obra, pintada al óleo (184 x 176 cm), era la pieza central del retablo de la capilla funeraria que los Baglioni poseían en la iglesia de San Francesco al Prato, en Perugia. Dicho templo, el primero construido en Italia tras la muerte de San Francisco de Asís, albergó durante casi tres siglos otro retablo pictórico de Rafael, cuyo tema principal era la "Coronación de la Virgen", el cual le fue encargado en 1502 por Maddalena degli Oddi. El Traslado de Cristo, sin embargo, permaneció en su emplazamiento original tan solo 100 años, hasta que una noche, con la complicidad de los frailes franciscanos, fue retirado en secreto y enviado a Roma al papa Pablo V, quien se lo regaló a su sobrino Scipione Borghese, muy admirador de la obra. El Traslado de Cristo, también conocido en Italia como "Deposizione Borghese", estaba acompañado en el retablo por un remate a modo de cornisa con la imagen del "Padre Eterno", hoy en la Galería Nacional de Umbría, con sede en Perugia (aunque el experto Ettore Camesaca considera que se trata de una copia tardía pintada por un seguidor y que el original se encuentra en Lucca), así como por una predela que alberga la representación de las "Virtudes Teologales" (Caridad, Fe y Esperanza), hoy en los Museos Vaticanos. Al representar tan dramática escena, Rafael tomó como modelo el "Lamento sobre el Cristo muerto" ejecutado en 1495 por su maestro Perugino para el Palacio Pitti. En este caso, como corresponde a su iconografía, el cuerpo de Cristo aparece en el suelo, sobre una sábana, llorado por María y el resto de familiares y allegados. Otras influencias para Rafael proceden de Luca Signorelli, Andrea Mantegna y Miguel Ángel. El gran número de bocetos conservados en museos italianos y extranjeros evidencia tanto el estudio de los modelos de la Antigüedad, como el largo y laborioso proyecto de una composición que requería mayor drama y dinamismo, al tratarse de una nueva iconografía que planteaba un "transporte" y no un "compianto" o lamentación derivado del tema de la "Pietà" y por lo tanto, más estático. La novedad compositiva del Traslado de Cristo marcó la superación de la tradición umbra-toscana y la apertura hacia un nuevo lenguaje expresivo, síntesis de un equilibrio perfecto entre la idealización formal y la expresión del sentimiento, de acuerdo con un estilo muy inspirado en los modelos de la Antigüedad clásica, el cual sería característico de la posterior fase romana del artista de Urbino. El esfuerzo de los santos varones a la hora de introducir el pesado cuerpo sin vida en el sepulcro excavado en la roca, en especial el de Nicodemo, que arquea la espalda mientras sube los escalones de entrada a la tumba, acentúa la sensación de movimiento y la emoción de las expresiones. Detrás de ellos se encuentra San Juan, con las manos apretadas por el dolor, muy inspirado en las figuras de Perugino. En el centro, la Magdalena sosteniendo la mano del Maestro, y a su derecha, una tercera figura masculina, joven y de perfil, que ha sido vista por algunos expertos como un retrato de Grifonetto Baglioni. Esta figura se proyecta hacia atrás con el fin de conectar el grupo del traslado con el de las santas mujeres que sostienen a la Virgen desmayada. El movimiento de la santa que aparece arrodillada se inspira en el "Tondo Doni" de Miguel Ángel. Otros ecos miguelangelescos están en el cuerpo de Jesús, similar al de la "Piedad" del Vaticano, y en el giro de José de Arimatea, inspirado en el del inacabado "San Mateo" de Buonarroti. El fondo se divide en tres zonas: a la izquierda, la oscura roca que resalta las figuras; en el centro, un paisaje de colinas verdes, con niebla, agua y figuras humanas; y a la derecha, el Gólgota con las tres cruces, apoyada aún la escalera en la de Cristo. En primer plano, unas detalladas plantitas toman el ejemplo de Leonardo. La riqueza de unos colores casi esmaltados, el fuerte claroscuro que da a las figuras una monumentalidad escultural, y la armonía y variedad de gestos, miradas y actitudes, perfectamente concatenadas y representadas anatómicamente, convierten el Traslado de Cristo en una de las obras maestras del artista. De hecho, el éxito de este retablo le abrió a Rafael las puertas de Roma, siendo llamado por el pontífice Julio II al año siguiente. La figura de la Virgen en la pintura principal debía reflejar el dolor materno de Atalanta Baglioni por su hijo asesinado, mientras que la Magdalena representa a Zenobia, esposa de Grifonetto Baglioni. |
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