RAFAEL SANZIO. 500 AÑOS
RESURRECCIÓN
11/04/2020
Con la Resurrección de Cristo volvemos a analizar una obra de juventud del pintor. Hablamos en este caso de una atribución propuesta por William Suida cuando el cuadro salió a subasta en 1946, a la que se adhirieron la mayoría de los expertos. Anteriormente había sido puesta en relación con la "Resurrección" (imagen inferior) que se conserva en la Iglesia de San Francesco al Prato de Perugia, obra del maestro Perugino en la que, en opinión de algunos historiadores, pudo haber intervenido un Rafael de tan solo 16 años de edad. La distribución de los elementos en planos paralelos, simétricos y nítidos es propia del primer periodo de Rafael, como pudimos observar en la "Crucifixión Gavari" de Londres. Con ella comparte la ubicación de Cristo flanqueado por dos ángeles en la mitad superior y la del resto de personajes en la inferior, siendo en este caso los cuatro soldados que hacían guardia en torno al sepulcro abierto, aterrorizados ante el prodigio. En la Resurrección vemos, además, algo más alejadas a la izquierda a las tres santas mujeres, pintadas por Rafael a un tamaño menor para conseguir el efecto del segundo plano. Otra obra con la que podemos relacionar la Resurrección es la también estudiada "Madonna Solly". Ambas comparten el gusto por la ornamentación minuciosa y, posiblemente, fecha: hacia 1501-1502, años que varios expertos han calificado de "intermezzo pinturicchiesco" por la influencia de Pinturicchio en sus obras. La simbología de la Resurrección es muy rica y variada con elementos asociados en su mayoría a la vida eterna: la bandera que enarbola Cristo es un emblema de su victoria sobre la muerte y el pecado, representado este último en la serpiente que aparece en la zona inferior izquierda, mientras la cigüeña de la derecha simboliza el exterminio de ese pecado, así como la resurrección. El caracol que aparece en el lado derecho es también un símbolo de regeneración, mientras que los tres rectángulos de la tumba, cuyas patas con forma de pez representan a Cristo, aluden a los tres días que tardó en resucitar y, posiblemente, a la Santísima Trinidad. Por último, el sol naciente del fondo es también símbolo de resurrección. El parecido con la citada "Resurrección" de Perugino es innegable, sobre todo en la forma de la tumba, la composición del paisaje, la distribución de los elementos y la forma de bendecir del Cristo. Aquí, sin embargo, todo está más animado: los ángeles, inspirados en Filippino Lippi, revolotean alrededor de Jesús, no le rezan estantes como en el cuadro de Perugino, y si el maestro de Rafael representa a todos los soldados aún dormidos, menos uno, en esta obra todos están ya despiertos y sobresaltados ante la escena. Otros elementos que diferencian la Resurrección de Rafael de la de Perugino es la mayor riqueza que el primero otorga al paisaje y a la arquitectura del sepulcro. Rafael presenta también prendas más refinadas, gestos más expresivos y un hábil uso del color para dar mayor corpulencia, y con ello protagonismo, a las figuras. La obra fue pintada sobre tabla, con unas medidas de 52 x 44 cm. Son varias sus inscripciones, la más antigua con el nombre "Giachino Mignatelli" suele identificarse con su primer propietario. Bode la vio la obra a finales del XIX en la colección Kinnaird de Escocia, de ahí que sea también conocida como "Resurrección Kinnaird". Después de la mencionada subasta pasó a su actual ubicación en el Museu de Arte de São Paulo (MASP). |
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