Se atribuyen a Amadeu un par de bustos de la Virgen María. Uno de ellos, la Virgen leyendo, se conservaba en la colección particular de los Moxó, marqueses de Sant Mori, en el Palacio Moxó de Barcelona. La obra, cuyas dimensiones son 119 x 43 x 63 cm, perteneció en su momento a la colección de Eusebi Güell i Bacigalupi, primer conde de Güell, emparentado con la familia Moxó por vía política.

Al vender el palacio, la familia Moxó trasladó en 2017 todo su mobiliario a Sevilla, incluido el busto de la Virgen leyendo (imagen superior), que acabó saliendo a subasta, junto con el resto de piezas del palacio, en la casa Isbilya de la capital andaluza. La venta del busto tuvo lugar el 25 de octubre de 2018.

Dicha obra, que representa a María como una joven doncella leyendo, con el libro sujeto entre ambas manos, quizás en los instantes previos al anuncio de la Encarnación del Verbo, fue adjudicada a Amadeu por Francesc Miquel i Badia. Posteriormente, Joan Antoni Güell i López destacaba los parecidos que tenía con la Virgen Niña que se veneraba en el altar mayor de la iglesia barcelonesa de Santa Ana.

Otro busto de la Inmaculada Concepción (hacia 1775-1800) proviene de la colección de la familia Llimona, que la donó al MNAC en 1992. En este caso, María posee las manos cruzadas sobre el pecho, gesto propio de la iconografía inmaculista, cuyos colores -azul, rojo y marfil- viste en sus ropas al igual que el resto de piezas que abordamos. Benet sitúa ambos bustos entre las mejores obras de Amadeu. Mide 42 x 40 x 27 cm.

Joan Yeguas conectó los dos bustos con una Virgen con el Niño de 1804 que se conservaba hasta hace unos años en la colección Torelló de la localidad de Igualada (Barcelona), siendo muy evidentes las analogías. Esta imagen salió a subasta como una Virgen del Carmen en la sala Balclis, siendo vendida en 2017, y es obra de cuerpo completo (113 x 74 x 42 cm) sobre una nube de la que emerge una cabeza alada de querubín.

Al igual que la Virgen leyendo, la actual Virgen del Carmen fue realizada por Amadeu en madera tallada y policromada, con aplicación de telas encoladas y ojos de vidrio, y peana en madera dorada y marmoleada. Todas estas características son compartidas con el busto de la Inmaculada Concepción del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), salvo que en este caso la anatomía fue modelada en terracota policromada.