LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE (VII)

31/10/2023


 

 

El origen de la gran colección de reliquias que se conservan en el interior de la colegiata de Santa María de las Nieves (Olivares, Sevilla) se remonta a la época de Enrique de Guzmán, segundo conde de Olivares, en su estancia en Roma, donde el aristócrata y su esposa, María Pimentel, obtuvieron la autorización por parte de los pontífices Gregorio XIII, Sixto V y Gregorio XIV para obtener una serie de reliquias que guardaron en el interior de su palacio.

El objetivo de los condes no era comercial ni político, sino religioso y para dar importancia a la capilla de Olivares. La condesa visitó distintos monasterios romanos, como el de los cistercienses de San Anastasio, recuperando más reliquias, ya que ella era la que más interesada estaba en conseguirlas. Una vez las conseguía, obtenía a su vez un certificado de autenticidad firmado por el abad del monasterio en presencia de un testigo. También fueron muchas las figuras destacadas que donaron reliquias a la condesa, como Alejandro de Médicis, Andrés Widimannus o el vicario de la basílica de Santa María la Mayor de Roma.

Dichas reliquias se clasificaban entonces entre insignes (miembros de los santos, instrumentos de martirio de dichos santos, etcétera) y no insignes (trozos de los hábitos de los santos, cilios, etcétera). Las primeras reliquias llegaron a Sevilla alrededor de 1597, aunque más tarde tuvieron que ser reparadas debido al mal estado en el que llegaron del traslado, y tardaron otros treinta años en llegar al municipio de Olivares, en el cual se había construido, a pesar de la precaria situación económica de la colegial, un santuario para las mismas. En primer lugar, se colocaron en el palacio del conde, en presencia de un escribano. Mientras, se compró la decoración para la capilla del Relicario, y más tarde, gracias a la aportación económica de algunos ilustres vecinos del municipio, se reparó la misma.

Este relicario destaca por ser el segundo más importante de todo el territorio español, tras el que se encuentra en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Dentro de sus paredes alberga alrededor de 2.000 reliquias de distintas partes del mundo, contenidas en casi un centenar de relicarios.

Entre las reliquias destacan una ampolla con la sangre de Cristo, un trozo del pesebre y otro de su cuna; un tapete en el que estuvo envuelto durante más de 400 años el pesebre del Niño Jesús, un paño con sangre de Cristo que el apóstol san Juan entregó a la Virgen María, un lignum crucis, un trozo del recipiente que sirvió en el lavatorio de los pies de los apóstoles y madera de la cruz de Dimas, el "buen ladrón".

Todas estas reliquias se encuentran en el interior de una capilla de planta cuadrada rematada por una bóveda de aristas y situada en la nave izquierda de la colegiata de Olivares, que se terminó de construir en 1658. En el interior de esta capilla hay un armario de estilo renacentista que consta de tres cuerpos con veintiuna hornacinas cada uno, enmarcadas con arcos de medio punto y separadas por relieves en forma de columnas.

 

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FUENTES

COTÁN PALLARÉS, Rocío. "Relicario de la colegiata de Santa María de las Nieves de Olivares y su importancia", en El Patio Colorao, n º 00, junio de 2022, Sevilla, Universidad Pablo de Olavide.

 

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