FRANCISCO RIBALTA (VIII)
RAMON LLULL
Con información de Daniel Benito Goerlich
En la Valencia del Barroco se cultivó muy poco el retrato. El género retratístico basado en el natural lo introdujo en Valencia el pintor, probablemente de origen aragonés, Juan Sariñena (hacia 1545-1619), que residió en Italia entre 1570 y 1575. En relación con Francisco Ribalta, cabe decir que Sariñena pintó para el Colegio del Patriarca, por encargo de Juan de Ribera, un retrato de la beata Margarita Agulló que sirvió para que Ribera realizara el suyo, encargado también por Ribera poco tiempo después. El propio Ribalta no estuvo especialmente interesado por el género pictórico del retrato. Está documentado que Ribalta va a hacer en 1603 un retrato del obispo Espinosa porque el pintor Bartolomé Maturana lo utilizará de modelo en el retrato de este prelado que se incluía en las pinturas al fresco que habían de decorar la capilla de Nuestra Señora de la Antigua, también en el colegio valenciano del Patriarca. También está documentado que Ribalta va a hacer, probablemente en su hipotética estancia en la Corte durante el periodo 1618-1620, un retrato al dramaturgo Lope de Vega, no conservado. En cambio, sí que hemos conservado de Ribalta el magnífico retrato del venerado místico y teólogo Ramon Llull (desde 1944 en el MNAC de Barcelona), una obra de fuerte naturalismo tenebrista y en la cual queda impresa una clara influencia riberesca, ya que recuerda la manera que tenía Ribera de representar a los filósofos y a los viejos santos penitentes. Este óleo sobre lienzo (102 x 84,5 cm) fue pintado en torno a 1620. Artur Ramon niega la paternidad de Ribalta y atribuye esta obra a Diego Velázquez, siguiendo la opinión del crítico italiano Roberto Longhi. El anticuario y galerista catalán considera que es una obra velazqueña de juventud, antes de llegar el artista a Madrid, y la relaciona con El Aguador de Sevilla, con la que coincide en tonos, postura y efectos de luz. En la parte trasera del cuadro aparece una inscripción que se asegura su pertenencia al marqués del Carpio, en el inventario del cual constaba "Retrato de Ramon Llull, original de Francesc Ribalta", y así lo exhibe el MNAC. Para Artur Ramon, esto último no es otro asunto que la contradicción entre el ojo y el documento: el eterno debate de la historiografía moderna del arte. Camón Aznar, por su parte, considera que el retrato de Ramon Llull, "una cabeza de apretado dibujo, de saliente y duro relieve", aun puesto a nombre de Francisco, se debe al pincel de su hijo Juan. Para Lafuente Ferrari la atribución de este cuadro, identificado por Ainaud, a Velázquez es un error que comprueba el proceso tan curioso de la carrera de Ribalta, llena de cambios de orientación y bruscos avances que le permitieron pasar del claroscurismo de la escuela del Escorial, en especial de Navarrete el Mudo, a recoger en su primera etapa valenciano ecos de Juanes para, en una ulterior evolución, orientarse hacia el más fuerte y áspero realismo y la factura pictórica más suelta y abreviada de Ribera o de Velázquez. También en las colecciones de pintura que atesora el Colegio del Patriarca se conservan algunos retratos que han sido atribuidos al taller de Francisco Ribalta. No obstante, estas piezas no han de ser consideradas retratos en el sentido literal de la palabra, ya que son copias de estampas. |
FUENTES BENITO GOERLICH, Daniel. Herència Pintada: Obres Pictòriques restaurades de la Universitat de València, Universidad de Valencia, 2002, p. 129. http://cat.elpais.com/m/cat/2015/03/04/cultura/1425503991_487318.html LAFUENTE FERRARI, Enrique. Breve Historia de la Pintura Española, vol. II, Madrid, 1987, p. 251. CAMÓN AZNAR, José. "Juan de Ribalta", en ABC, 23/11/1962, p. 27. |
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