Atribuida a Ruiz del Peral por Gallego Burín, llama poderosamente la actitud yacente de la santa, extraña a los cánones clásicos iconográficos. Conocemos otra representación escultórica yacente en el santuario dedicado a Santa Casilda de Toledo en Salinillas de Bureba (Burgos), tallada por Diego de Siloé.

Las suntuosas vestiduras, con tejidos de brocados y rica labor de estofado en la policromía, propia del siglo XVIII, sí son muy propias de la santa, cuya representación se caracteriza por la vestimenta a la moda de la época del artista que la realiza. En este caso, Ruiz del Peral sustituye la corona real -Casilda era hija de un emir musulmán de Toledo- por una diadema de flores, sin duda alusivas al episodio milagroso recogido en su hagiografía, y por tanto, atributo habitual de esta santa. Además, recoge en la mano izquierda una cruz patriarcal de sendos travesaños, mientras la derecha reposa sobre un libro cerrado.

Según López-Muñoz, la pieza es interesante no solo por su original concepción iconográfica, sino porque, a su juicio, es una de las obras que más delata la influencia del escultor y arquitecto italiano Gian Lorenzo Bernini en el estilo de Ruiz del Peral. Para dicho autor es inevitable recordar dos ejemplos del arte del manierismo y barroco italianos, realizados en mármol: la "Santa Cecilia" de Stefano Maderno (1600) y sobre todo la "Beata Ludovica Albertoni en éxtasis" (1671-1674) del citado Bernini.

La actitud semirrecostada del cuerpo inerte, que parece reposar en un sarcófago apoyado sobre el lado derecho, así como la cabeza elevada por un alto cojín -en el caso de la Santa Casilda granadina, es un triple almohadón sobre el que reposa la cabeza de la doncella muerta-, recuerdan la obra maestra de Bernini. Esta obra de Ruiz del Peral se conserva en la capilla de la Virgen del Carmen de la Catedral de Granada.