TORCUATO RUIZ DEL PERAL - 250 AÑOS
SOLEDAD

15/03/2023


 

 

Imagen de la Virgen de la Soledad muy injustamente tratada por la historiografía, teniendo en cuenta que se trata de una obra de juventud del artista. En este caso, Peral toma como modelo la famosa imagen de la Soledad del Calvario de José de Mora (1671), de ahí que aparezca arrodillada y tocada con un manto azul.

La Virgen de la Soledad del Calvario, una de las obras cumbre no sólo de la Escuela granadina, sino también del arte barroco español, cuya original configuración acabaría por consolidar un tipo iconográfico de gran repercusión en la escultura andaluza del periodo siguiente, fue concebida como Virgen de los Dolores para el oratorio granadino de San Felipe Neri. Para finales de julio de 1671 la imagen ya se encontraba concluida en su totalidad, percibiendo por ello Mora un total de 3.600 reales en que se remató finalmente la hechura.

Dentro del oratorio la imagen de José de Mora se presentaba con una mínima elevación, lo que, unido a la angostura de su camarín, implicaba ciertas dificultades a la hora de visualizar correctamente el semblante de la dolorosa. El principal obstáculo que para ello se presentaba lo constituía la disposición original entrelazada de sus manos, que en ocasiones sostenían un ostensorio en forma de corazón. Así, a comienzos de 1707, la antigua Virgen de los Dolores se presentaba ya con un nuevo y delicado juego de manos entrecruzadas sobre el pecho. De este modo, lo que pudiese haber sido presentado como esporádico remiendo, acaba por convertirse en uno de los mayores recursos plásticos empleados por el imaginero.

La obra de Peral, venerada en el templo granadino de San Juan de los Reyes, sí muestra las manos entrelazadas sobre el pecho. Puede resultar algo inexpresiva si se la compara con su modelo -quizás Peral pudo inspirarse en el hierático semblante de la Soledad de Becerra, prototipo de casi todas las posteriores- pero no compartimos las palabras de Gallego Burín acerca de la pobreza de traza y modelado y vacío sentimental de esta obra frente a la riqueza de valores plásticos y espirituales del simulacro de Mora, sobre todo considerando -como al mismo tiempo hace dicho historiador-, la falta de formación de Peral al ser una de sus piezas más tempranas.

Fue Gómez-Moreno quien asignó por primera vez esta obra a Peral, atribución refrendada luego por los distintos expertos. Gallego Burín la considera cercana en fechas a la desaparecida Santa Teresa de Guadix (1738), otra creación que muestra la estricta dependencia de Mora a la que Peral se hallaba sometido en aquellas fechas.

 

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FUENTES

https://www.lahornacina.com/seleccionesmaterdolorosa202105.htm

GALLEGO BURÍN, Antonio. "Un escultor del siglo XVIII. Torcuato Ruiz del Peral", en Cuadernos de arte de la Universidad de Granada, 1936.

 

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