Otro tema que va a abordar Torcuato Ruiz del Peral en varias ocasiones con un resultado satisfactorio es el de cabezas degolladas de San Juan Bautista. En este tipo de obras hará una demostración de su virtuosismo técnico, tanto en la talla como en la policromía, consiguiendo figuras de un gran naturalismo. Ruiz del Peral dejó ejemplos que se conservan en el Museo de la Catedral de Granada, en el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz y en el Museo Nacional de Escultura (MNE) de Valladolid.

Existe otra cabeza que también se encuentra en el MNE. Esta última se sabe además que fue utilizada como ejemplo en la enseñanza de la escultura, ya que han aparecido varios vaciados de yeso hechos para tal fin. Durante mucho tiempo se supuso de Peral, pero recientes estudios de Urrea la han adscrito a Villabrille y Ron por su similar tipología con la extraordinaria cabeza de San Pablo de dicho escultor cortesano del siglo XVIII, también conservada en el MNE. Igualmente, se ha documentado la procedencia original de la obra ahora atribuida a Villabrille, que en 1923 se conservaba en la clausura del monasterio madrileño de la Concepción, pasando en fecha indeterminada a manos privadas hasta su adquisición para las colecciones del MNE.

En la cabeza de San Juan Bautista de la Catedral de Granada, muy cercana a las otras dos conservadas de mano del mismo artista en el MNE y en el oratorio gaditano de San Felipe Neri, el dramatismo supera la mera realidad. Gómez Román apunta que pueda ser obra de su último periodo, pese a la dificultad que entraña establecer sin documentación cuáles son las obras pertenecientes al mismo.

Según Gallego Burín, hablamos de la obra de Peral en la que mejor pueden apreciarse sus condiciones técnicas y sus finuras de modelador. Por italiana se estimó esta escultura que, colocada en bandeja de plata, ocupó una urna en el altar de la capilla del Carmen de la catedral granadina donde la vió el conde de Maule, que es quien primero se la atribuyó. Hoy se encuentra, como hemos dicho, en el museo catedralicio.

Esta obra de Peral y sus "gemelas" muestran también similitudes, en opinión de dicho historiador, con las repetidas y tétricas cabezas cortadas de Juan de Valdés Leal, que, sin duda, el escultor conoció, aunque solo fuese a través de dibujos, pues en el arte granadino este tema iconográfico no tenía tradición.