Fundada en el año 1605, la Archicofradía del Carmen de Guadix alcanzó un auge durante la primera mitad del siglo XVIII que le permitió emprender una renovación patrimonial. Sería entonces cuando se concertase con Peral la hechura de una nueva imagen titular de candelero para vestir, más ajustada a las convenciones estilísticas de la época, en sustitución de la primitiva talla de cuerpo entero.

Con una fina aplicación de policromía de carnaciones mate, el rostro de la Virgen del Carmen presenta el habitual esquema ovalado que caracteriza a Peral, con facciones muy marcadas: cejas delineadas a pincel y ampliamente arqueadas, grandes ojos de cristal que refuerzan el rotundo abultamiento por la caída de los párpados superiores, nariz recta y afilada, boca pequeña y papada, y saliente mentón centrado por un hoyuelo ligeramente rehundido. Concebida para ser vista desde abajo, inclina la cabeza hacia delante, sostenida por cuello anatomizado donde se llega a modelar la cabeza esternal del músculo esternocleidomastoideo.

La mano izquierda soportaba la imagen del Niño Jesús, el cual habría de concentrar la característica habilidad de Ruiz del Peral en el tratamiento de las figuras infantiles. Esta pieza desapareció en los disturbios de 1936 y ha sido sustituida por una de factura contemporánea.

Como curiosidad, comentar que la referida corporación, radicada en el templo accitano de San Francisco, además de la procesión en julio de la Virgen del Carmen, organizaba, la tarde del Jueves Santo, la procesión de la imagen de la Virgen de la Soledad, igualmente realizada por Torcuato Ruiz del Peral, una obra que era propiedad de la Escuela de Cristo y que, lamentablemente, también desapareció en 1936.