SALUS INFIRMORUM (II) LA ADVOCACIÓN DE LA SALUD EN LA ESCULTURA SACRA ANDALUZA
CRISTO DE LA SALUD - SEVILLA (SAN BERNARDO)
22/03/2020
Las nuevas hipótesis vinculan esta excelente escultura, realizada entre 1668 y 1669 para presidir la capilla que la Santa Escuela de Cristo poseía en el Hospital del Espíritu Santo de Sevilla, con la labor de un anónimo seguidor de José de Arce, maestro flamenco del siglo XVII estudiado en la anterior entrega de este especial, cuyo innovador estilo artístico fue decisivo para la configuración del arte de afamados artífices de la Escuela Sevillana del llamado "barroco dinámico" como Pedro Roldán, escultor con el que ha estado relacionado el actual crucificado de la Hermandad de San Bernardo durante mucho tiempo. El Cristo de la Salud ha sido atribuido también a las gubias de Andrés Cansino, discípulo de Arce y maestro de Francisco Antonio Ruiz Gijón, aunque las diferencias con el Nazareno del municipio sevillano de El Viso del Alcor, única obra documentada hasta la fecha de Cansino, parecen deshechar la filiación. La influencia de Arce se manifiesta en el compacto modelado de las masas capilares, la serenidad del bello rostro, el afilado tabique nasal, la abundancia de heridas y contusiones en su apolínea anatomía, y los angulosos pliegues de un paño de pureza que se ciñe con una soga en el costado derecho y cae en diagonal sobre el muslo izquierdo. La corona de espinas, ancha y de gruesas ramas, ha sido labrada en el mismo bloque del cráneo. El crucificado aparece clavado por tres clavos a una cruz de sección cilíndrica y arbórea, con la cabeza muy caída hacia el lado derecho, apoyando la barbilla sobre el tórax. Los brazos del crucificado están muy abiertos, mientras que el pie derecho se superpone al izquierdo, quedando ligeramente más flexionada la rodilla derecha. El material empleado por el artista fue la madera de cedro, posteriormente estucada y policromada al óleo. |
La imagen, cuyas medidas son 169 x 148 x 49 cm, ha tenido varias intervenciones conocidas: Sebastián Santos Rojas lo restauró en 1938 y 1967, y su hijo, el también escultor Jesús Santos Calero, hizo lo mismo en 1978 y 1982. Entre 1998 y 1999 fue objeto de una restauración científica dirigida por Enrique Gutiérrez Carrasquilla en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), donde fijaron y limpiaron su policromía, consolidaron ensambles, sellaron grietas, repusieron piezas perdidas de los dedos y la corona de espinas, y sustituyeron el sistema de sujeción a un nuevo madero, copia del anterior, tallado por Manuel Caballero Farfán. El Cristo de la Salud fue cedido en calidad de depósito a los cofrades del templo de San Bernardo por el cardenal arzobispo Pedro Segura tras haber perdido la hermandad en 1936 a sus anteriores titulares; entre ellos, el Cristo, otro excelente crucificado atribuido también a Pedro Roldán. A pesar de los destrozos, se conservan de dicha escultura los brazos, uno de los pies y un fragmento del perizoma. Recientes opiniones la vinculan con mayor acierto a la producción del escultor José Montes de Oca, uno de los mejores discípulos de Pedro Roldán, activo en Sevilla desde finales del siglo XVII hasta 1754, año de su fallecimiento. La procesión del Cristo de la Salud constituye una de las estampas más típicas de la Semana Santa sevillana. A ello contribuye también su paso de estilo neobarroco, tallado en 1925 por José Gil, muy característico por hallarse alumbrado con unos airosos candelabros de guardabrisas. Lleva pinturas de Rafael Blas Rodríguez y relieves de Fernando Aguado. Su llamador de bronce recrea el famoso puente de San Bernardo y es obra de Cruz y Frías (1970). El dorado actual de las andas corresponde a Manuel Calvo Camacho y a su hijo Manuel Calvo Carmona (1994). Los faldones llevan bordados confeccionados en hilo de oro por José Ramón Paleteiro (1998). |
FUENTES FERRERAS ROMERO, Gabriel y GUTIÉRREZ CARRASQUILLA, Enrique. "Cristo de la Salud", en AA.VV., "Actuaciones y Servicios para la conservación del Patrimonio Histórico (IAPH, 1999-2001)", artículo publicado en la revista PH, nº 39, Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, Sevilla, 2002, p. 155. |
Fotografías de Juan Antonio García Delgado
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