LA ICONOGRAFÍA DE SAN JOSÉ - PINTURA Y ESCULTURA (II)
CHRISTIAN JORHAN EL VIEJO
Con información de Daniel Santiago Sáenz (04/02/2021)
Esta talla en madera policromada (121 x 70 x 57 cm) que representa a San José sentado sobre un tocón, con el Niño Jesús bendiciendo sobre su rodilla izquierda, fue comprada en una tienda de antigüedades de Montreal y desde entonces ha sido atribuida al escultor alemán Christian Jorhan el Viejo (1727-1804). La obra, realizada hacia 1780-1790, muestra un movimiento rítmico y fluido en las figuras y sus ropajes, una composición en diagonal y un cuidadoso estudio de las expresiones faciales, detalles todos del rococó alemán, que, entre otros caracteres, remite a las creaciones del maestro barroco italiano Gian Lorenzo Bernini. El autor acude al claroscuro -muy acusado en el lado izquierdo de la escultura de San José, sobre todo en las zonas de la pierna y el hombro-, recurso definitorio de la pintura del Barroco, como un medio para realzar la teatralidad y las connotaciones emocionales de la escena. Debido a que la escultura probablemente estuviese colocada en el altar de una iglesia, tanto el Niño Jesús como San José habrían mirado directamente a los ojos del espectador durante la oración, creando así una relación profunda e intensa con el fiel, demandando así una respuesta sentimental y animando la devoción. El efectismo de la escultura se ajusta a los decretos del Concilio de Trento (1545-1563), que dictó que el arte de la Contrarreforma debía recordar al pueblo los principios del catolicismo. Refleja las tendencias espirituales y artísticas de su tiempo a la vez que ilustra la popularidad de la devoción josefina durante el mismo. La iconografía enfatiza la juventud del santo en lugar de representarlo como una figura paterna envejecida, como así ocurría en la tradición medieval y renacentista, así como los lazos de afecto entre José y su hijo. Su preciosista policromía y su exuberancia estilística son otros caracteres del rococó alemán. Christian Jorhan el Viejo fue un escultor bávaro reconocido por la excelente calidad de sus obras. Se formó en principio junto a su padre, el también escultor Wenzeslaus Jorhan, para luego continuar su aprendizaje en Salzburgo, Augsburgo y Múnich, donde recibió las enseñanzas de Johann Baptist Straub, escultor de la corte de Carlos de Baviera y seguramente el artista que más influyó en su trayectoria. Jorhan el Viejo se estableció en 1755 en la ciudad bávara de Landshut, donde abrió un prolífico taller en el que no solo se labraron esculturas, sino también púlpitos, confesionarios y decoraciones completas para templos. Sus hijos fueron también escultores, siendo Christian Jorhan el Joven (1758-1844) el más destacado de todos. |
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