Esta obra se venera en la capilla Capocaccia del templo romano de Santa María de la Victoria, frente a la capilla Cornaro que acoge el magistral conjunto del " Éxtasis de Santa Teresa" de Bernini, lo que ha provocado que el grupo de Guidi se haya visto eclipsado y a veces hasta injustamente menospreciado por la crítica.

Se trata de la última creación de Domenico Guidi (Torano di Carrara, 1625 - Roma, 1701) en la que se nota la participación de los miembros de su taller, sobre todo en la resolución de los ropajes de ambas figuras, al contar el escultor con más de 70 años de edad cuando recibió su encargo. Ello no es óbice para que el resultado sea una obra de excelente calidad, así como la culminación de la trayectoria de uno de los más grandes artistas del siglo XVII, con la que cerró más que dignamente su glorioso devenir artístico.

Las obras de la capilla comenzaron en 1695. El proyecto arquitectónico corrió a cargo de Giovanni Battista Contini, quien replicó los elementos esenciales de la capilla Cornaro. No sabemos si esta elección fue autónoma o dictada por los clientes, la familia Capocaccia, pero sabemos que las carmelitas de Santa María de la Victoria eran partidarias de un altar parejo, de alguna manera, al de los Cornaro. El francés Pierre-Étienne Monnot fue quien hizo los relieves colocados en las paredes laterales, dedicados a la vida de San José.

Tampoco sabemos a qué iconografía se refiere la obra de Guidi, si al sueño en que el ángel anuncia el futuro nacimiento de Jesús a San José, o al sueño en que le exhorta a huir a Egipto para salvar al Niño de la matanza de los inocentes. Lo más probable es que sea este último, dado el gesto perentorio del ángel.

Para El Sueño de San José, Guidi imaginó una solución no muy diferente a la del "Éxtasis de Santa Teresa" de Gian Lorenzo Bernini, aunque claramente menos espectacular. José duerme sentado y profundamente. Los detalles del cuerpo que se muestran a la vista denotan un estudio muy cuidadoso de las robustas anatomías. El ángel comienza con su brazo derecho a sacudir suavemente al padre putativo de Jesús. Su resolución es mucho más clásica que la del santo, y por tanto, profundamente diferente al estilo de Bernini.

El barroco de Guidi es de hecho más templado que el de Bernini. Su clasicismo fue el que probablemente impulsó a los mecenas a elegir al artista carrarense ya que todos los artistas escogidos por los Capocaccia estaban unidos por su gusto a una interpretación clasicista del arte barroco.

Además de Bernini las influencias son claras: la pose, la actitud y sobre todo el perfil del rostro del ángel parecen derivar del "San Miguel" de Algardi, en cuya transición al bronce participó el propio Guidi, cuyo ángel del monumento funerario de Louis Phélypeaux de la Vrillière también es un referente, así como el ángel del lienzo de la "Inmaculada Concepción" pintado por Maratta para el templo sienés de San Agustín.

Respecto al San José, vemos el influjo del "San Pedro penitente" del Museo Capodimonte de Nápoles, del San José del grupo de la "Sagrada Familia con San Zacarías, Santa Isabel y San Juan" labrado por Guidi para el templo romano de San Inés en Agonía, y de otra figura masculina labrada por Guidi: el anciano que simboliza el Tiempo en el grupo "La Renommée du Roi" que el artista esculpió para el Palacio de Versalles.

Pero, sin duda, el precedente más importante es el "Éxtasis de Santa Teresa" de Bernini, algo que se nota sobre todo en el boceto en terracota del Sueño de San José de Guidi conservado en Pittsburgh. En esta pequeña pieza, la pose del santo es similar a la de la mística de Bernini y la roca recuerda la nube que la transporta en el magistral grupo de la capilla Cornaro; sin embargo, Guidi optó por una escultura más mesurada y clásica para los Capocaccia; creemos que tanto para adaptarse a sus gustos, como para no copiar demasiado a Bernini.