El óleo sobre lienzo (97 x 187 cm) que nos ocupa se fecha hacia 1696 y procede de la colección de Carlos VI. Se conserva actualmente en el Kunsthistorisches Museum de Viena. Hay una copia directa (hacia 1700), con muy escasos matices y un tamaño ligeramente inferior, en el Museo Parroquial de Santa María y San Pedro del municipio vallisoletano de Alaejos, donde también se conserva otro magnífico lienzo de Giordano, de idéntico formato y alusivo al tema de la "Adoración de los pastores", seguramente emparejado con el de San José.

Habiendo concebido María, San José quiso dejarla secretamente, pero como relata el Evangelio de San Mateo, cuyo relato fue ampliado por el Protoevangelio de Santiago, un ángel se le apareció en sueños para decirle que el fruto de María había sido concebido por el Espíritu Santo.

Dicha fuente iconográfica es la que se retrata en ambas obras utilizando la misma composición: a la derecha se halla María en oración, ante un libro abierto; a la izquierda se sitúa José, dormido, mientras el ángel viene a revelarle el mensaje divino. De este modo, el espacio concebido como un sobrio interior arquitectónico, se divide en dos estancias: la de la Virgen, de facciones algo desdibujadas por el poderoso rayo de luz que procede de los cielos y la ilumina, y la de San José, animada tan solo por una pequeña ventana enrejada desde la que penetra la tenue luz de la noche, emergiendo entre nubes de la zona dominada por claroscuros la figura del ángel.

La representación del santo tumbado sobre una especie de saco, vestido, calzado y con un bastón en la mano pese a estar dormido, se presta a dos versiones: bien porque acaba de llegar de su trabajo cuando se percata del estado de María, o bien, la versión más probable, porque habiendo decidido en secreto abandonar a su futura esposa, ya se hubiese preparado para partir.

Luca Giordano (Nápoles, 1634-1705) tratará el tema del Sueño de San José repetidas veces. La enorme difusión y fortuna artística de la que gozó su arte, debido en gran parte a su capacidad inventiva y a la rapidez y eficacia de su técnica -lo que le reportó el apelativo de "fa presto"-, favorecería e instaría a Giordano a realizar copias de sus obras, algunas de su propia mano, otras de taller retocadas por el maestro y otras incluso por seguidores.

Precedido por su fama, en 1692 Giordano llegó a España requerido por Carlos II y emprendió una titánica tarea pictórica, en frescos y pinturas al óleo. Son varios cientos de pinturas, algunas aún sin catalogar, las que se le asignan en la etapa española. Son obras en su mayoría de intenso barroquismo como la que analizamos, compuestas con perspectiva de punto de vista bajo y predominio de las diagonales y de los tonos terrosos.