La Inmaculada Concepción es una escultura (96 x 32 x 31 cm) de gran calidad cuyo movimiento y barroquismo nos hace situarla en el último tercio del siglo XVII. Apoyada sobre una nube de querubines y la media luna invertida, aparece la sinuosa figura con las manos unidas y dirigiendo la mirada al cielo.

Las cuidadas facciones de su rostro y la gracia singular que posee nos lleva a relacionarla con la obra de Luisa Roldán, La Roldana (1652-1706), acercándose a algunas de las versiones que hizo de este tema, como la también atribuida del convento de Santa María de Jesús en Sevilla.

Esta efigie de pequeño formato vinculada a la producción de la célebre escultora e imaginera sevillana presenta unas policromías suaves en la túnica estofada y en el manto de tonos celestes que se tornan más llamativas en las vueltas del mismo a base de una gama vibrante de corladuras carmines.