Una de las grandes sorpresas de la muestra La Navidad en clausura. Imágenes del Niño Jesús en el Carmelo fue la presentación de esta valiosa pintura cuya restauración nos deparó un resultado excepcional. Una obra que antaño presidía la escalera conventual y ahora preside el refectorio de la comunidad. Una pintura mutilada un poco en la parte superior y, sobre todo, en la inferior, afectando a la cartela.

La limpieza de la pintura nos aportó una obra de excepcional calidad cuyo autor ha bebido en las fuentes de Francisco de Zurbarán, pero que aporta una manera original de afrontar el naturalismo barroco. Puede adjudicarse al pintor Ignacio de Ries, nacido en Flandes hacia 1616 y muerto probablemente en Sevilla hacia 1661, ciudad en la que su actividad artística aparece documentada desde 1636.

Ignacio era hijo del pintor flamenco Mateo de Ries y discípulo de Zurbarán, con quien comenzó en 1636, cuando tenía 20 años, abandonándolo diez años después. El encargo más importante de Ries es el conjunto pictórico para la capilla del capitán Pedro Fernández de Miñano en la Catedral de Segovia, pintado en 1653.

Ries representa a la Virgen del Carmen a modo de un trampantojo, como si se encontrara la imagen dentro de un retablo tallado y dorado, creando ese efecto de ilusión y realidad tan propio de nuestro barroco. Dos gamas y dos estilos, una gama de dorados y plateados para simular la máquina del retablo en las columnas salomónicas, cartela y remate con angelotes y escudo del Carmen Descalzo centrando el medio punto; por otro lado, una gama naturalista en la figura de María y en el paisaje de la cartela inferior.

De elevada calidad es la imagen de la Virgen, sentada y dando el pecho al Niño, fusionando dos iconografías marianas: la Virgen del Carmen y la Virgen de la Leche, de lo que no conocemos otra versión hasta la presente en los conventos de la orden. El rostro de la Virgen nos lleva al tipo femenino de Ries en otras obras como la "Reina de los Cielos" (Banco Central Hispano) o la "Inmaculada de San Ildefonso" y la "Asunción de San Bartolomé", ambas en Sevilla. Hace el autor gala de un gusto por el detalle en la orfebrería de la imagen, como la corona, el cetro o el broche que anuda la capa. Lo mismo sucede en el magnífico paisaje del Carmelo, con la fuente de Elías en primer término, unos religiosos carmelitas y el primitivo monasterio en la parte superior.

La figura, también de gran calidad, del Niño o los angelotes "plateados" del remate aparecen en otros tipos infantiles del autor. No sabemos si esta pintura es la que aparece en uno de los inventarios, el de 1868, en el primer retablo de la nave del Evangelio, "como una pintura de la Virgen del Carmen". Sin duda alguna pensamos que se trata de una buena incorporación al catálogo de obras de calidad de Ignacio de Ries.