SHAKESPEARE EN EL ARTE (III)
HAMLET

Con información de María Paz Grillo Torres


 

 

Hamlet

La obra más emblemática de la historia del teatro fue estrenada hacia el año 1600 en Londres. Fuente inagotable de inspiración en escena, es imprescindible en toda escuela y el sueño para la mayoría de actores y directores, ya que además de ser un enorme reto por la extensión del texto y las infinitas interpretaciones a la que está abierta, sobre todo referentes al personaje principal, contiene todos los elementos que constituyen el arte teatral al plantear innumerables preguntas y establecer una gran complejidad en las relaciones entre los personajes.

Inspirada en una leyenda escandinava, narra la leyenda de Hamlet, príncipe de Dinamarca, que regresa a su país tras una serie de importantes sucesos. Se le aparece el fantasma de su padre y le dice que fue asesinado por su hermano Claudio, quien ciñe ahora la corona tras haber contraído matrimonio con Gertrud, madre de Hamlet. El príncipe promete venganza, pero su personalidad conflictiva y su formación intelectual le exigen pruebas que le demuestren la veracidad de lo revelado por el espectro. Para investigar sin levantar sospechas, Hamlet se finge loco. Su familia achaca su locura al amor que siente por Ofelia, la hija del chambelán real.

 

 

Ronald Gower

En 1877 se creó un comité en Stratford-upon-Avon, localidad natal de Shakespeare, para erigir un monumento al dramaturgo. Después de mucho debatir se decidió que el más adecuado sería un teatro, lo que conllevó la apertura del Shakespeare Memorial Theatre en 1879, con vistas a la iglesia de la Trinidad donde fue enterrado Shakespeare. Sin embargo, ello no impidió que en 1888 se inaugurara otro monumento de carácter escultórico que representa al autor sentado en un pedestal, rodeado por estatuas a ras del suelo de cuatro de sus más célebres personajes: Hamlet, Lady Macbeth, el príncipe Hal y Falstaff, emblemas de la versatilidad creativa de Shakespeare ya que simbolizan la Filosofía, la Tragedia, la Historia y la Comedia, respectivamente.

El creador del monumento, Lord Ronald Gower (1845-1916), fue una de las personalidades más fascinantes y controvertidas de su época ya que no solo fue escultor, sino también escritor y político; de hecho, era amigo de los gobernantes cuyos retratos esculpía, como Gladstone y Disraeli, y su madre formaba parte del círculo más íntimo de la reina Victoria. Las ventajas de su condición de aristócrata -riqueza, educación y posición- y la manera en que vivía abiertamente su homosexualidad -fue también amigo de Oscar Wilde, quien se inspiró en él para el personaje de Henry Wotton en El Retrato de Dorian Gray- han hecho que su trabajo quedara por muchos años infravalorado. Incluso hoy Gower no tiene el reconocimiento que su gran talento merece.

Gower fue miembro del consejo de la National Portrait Gallery, donde se convirtió en una autoridad en los retratos de Shakespeare. En 1875 se trasladó a Francia para ingresar en el taller de Albert Carrier-Belleuse, un artista especializado en estatuillas de personajes históricos entre cuyos aprendices se encontraba Rodin. Al poco tiempo Gower abrió taller propio con la colaboración del escultor italiano Luca Madrassi.

En 1881 Gower presentó en París un modelo en yeso del monumento. Gower modeló las figuras en arcilla antes de crear sus moldes en yeso. Su paso al bronce corrió a cargo de tres fundiciones especializadas de Francia. Con la excepción de Falstaff todas las estatuas muestran a los personajes en un momento reconocible de cada obra: Hal tiene la corona de su padre en alto antes de colocarla en su propia cabeza, Hamlet contempla la calavera de Yorick, y Lady Macbeth lava obsesivamente las manos al caminar dormida.

El concepto original de un busto de Shakespeare fue replanteado solo un año antes de la finalización del monumento, cuando se creó la figura sentada pero dinámica de Shakespeare, en actitud de escribir una de sus inmortales piezas. Al ser inaugurado en los exteriores del Memorial Theatre, en octubre de 1888 -pasaron varios años antes de Gower permitiría que su nombre fuese añadido al monumento, pues aunque grande lo consideraba una obra sin pretensiones de un artista modesto-, el conjunto presentaba una composición más integrada y compacta, con cada estatua dispuesta en un vano entre máscaras y flores. Sin embargo, a raíz del incendio que destruyó gran parte del teatro en 1926, los diseños del nuevo edificio conllevaron en 1933 una reubicación del monumento, así como una configuración más dispersa del mismo, con los personajes lejos del pedestal y vueltos para seguir sus ángulos en lugar de sus lados.

 

Fotografía superior de Carl Purcell

 

FUENTES: GRILLO TORRES, María Paz. Guía Selecta de
Obras Dramáticas
, Caracas, 1999, pp. 178-180; http://theshakespeareblog.com

 

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