TRICENTENARIO DE IGNACIO VERGARA (IV)
SAN MIGUEL ARCÁNGEL
Santiago Rodríguez López
En 1752, bajo el patrocinio de los marqueses de Nules, se colocó la primera piedra de la nueva Ermita de San Miguel Arcángel y Nuestra Señora de los Ángeles en la villa castellonense. El encargo del retablo mayor para el nuevo templo recayó en escultor Francisco Vergara "El Mayor", quien fallece en 1753 sin haberlo concluido. Será el hijo de Francisco, Ignacio, quien asumirá la finalización de las obras, introduciendo una serie de mejoras al proyecto inicial, según se deduce del recibo de varios pagos por tales menesteres. Entre las tareas asumidas por el escultor se encontraría la hechura de las dos imágenes de los titulares de la ermita, cuya colocación en el retablo tuvo lugar el 11 de abril de 1757; en el marco cronológico comprendido entre la muerte de Vergara el Mayor y la entronización de las nuevas imágenes, se ha fechado la ejecución de ambas esculturas. Durante los años de la ocupación francesa, la Ermita fue fortificada, pasando a usarse como cuartel de tropas al servicio del Mariscal Suchet, quien ordenó en 1812 el traslado de las tallas a la Iglesia Arciprestal de la villa; allí serían destruidas en julio de 1936. El retablo debió destruirse durante los años en los que el edificio se destinó a uso militar, no siendo devuelto al culto tras la Guerra de la Independencia, cuando pasa a manos privadas. Por suerte, una antigua fotografía perteneciente al Archivo Mas (Instituto Amatller de Arte Hispánico) y un magnífico boceto en barro cocido que forma parte de las colecciones del Museo de Bellas Artes de Valencia, permiten hacer una aproximación al desarrollo formal de la talla de San Miguel. La pequeña escultura de terracota, que se corresponde en todo con la obra definitiva, debe tratarse del boceto de San Miguel citado en el inventario que, una vez muerto el artista, se redacta de sus pertenencias. La serpenteante figura se alzaba heroica sobre el demonio, encarnado por un mórbido dragón al que pisaba y se disponía a vencer con la espada que blandía en su mano derecha. Este atributo completaba junto al escudo, también perdido en el momento de la instantánea, la iconografía del capitán de las tropas angélicas. En esta pieza se prescinde del habitual casco a la romana, sustituido por una elegante cinta sobre el cabello. La testa altiva del arcángel, levemente inclinada a la derecha, muestra un rostro clásico e idealizado que guarda notable parentesco con otras obras del autor, especialmente con el ángel situado a la izquierda en el relieve pétreo de la Catedral de Valencia (1752), realizado en fechas muy próximas a esta notable escultura. |
BIBLIOGRAFÍA BUCHÓN CUEVAS, Ana María. Ignacio Vergara y la Escultura de su Tiempo en Valencia, Servicio de Publicaciones de la Generalitat Valenciana, 2006, p. 266. FELIP SEMPERE, Vicente. "L'ermita dels sants Angels de Nules, dita de Sant Miquel", en Penyagolosa, revista de la Excma. Diputación de Castellón, IV época, nº 1, 1999 pp. 45-59. |
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