El reconocido escultor e imaginero consiguió en 2017 materializar un ambicioso proyecto personal, a tamaño natural, iniciado ocho años antes. Sin encargo previo y entre encargo y encargo, Manuel Martín Nieto (Morón de la Frontera, Sevilla, 1978) llevó a la madera un tema poco representado en la imaginería española, de gran interés en su opinión y apenas cultivado en el entorno escultórico hispalense.

Con el título Peregrino, el artista realizó un Cristo inmortalizado en los instantes inmediatamente posteriores a su flagelación, con una actitud que mezcla la resignación, el abatimiento y el dolor tras el suplicio al que ha sido sometido. Sin embargo, pese a los terribles momentos padecidos, la divinidad de Jesús se manifiesta en las increíbles fuerzas que saca para recoger con suma dignidad sus ropas, de las que ha sido despojado para infligirle el castigo.

Todo el conjunto es de talla completa (la figura de Cristo, el paño de pureza, la columna y las vestiduras), en madera de cedro policromada al óleo y con una altura de 176 cm.

La escultura representa el tema con el varón ya prácticamente de pie, de forma similar a como lo hemos visto en la pieza maestra de Luis Salvador Carmona para Salamanca. Asimismo, muestra la mirada levemente inclinada hacia la derecha y sostiene la clámide tras haber sido azotado, con las manos aún amoratadas tras recibir los azotes amarrado a una columna de tipología media que imita el mármol verde, la cual aparece detrás de la figura como testimonio del suplicio.

El modelo de Cristo recogiendo sus vestiduras parte de una doble vertiente: por un lado, tenemos el fenómeno literario místico, y por otro, las fuentes que nos ofrecen los grabados. En relación a las fuentes literarias, Jesús recogiendo sus vestiduras después de la flagelación no fue un invento de los siglos XVII y XVIII, ya que desde la Edad Media el tema andaba latente en el ambiente.

Con respecto a las fuentes grabadas, se trata de la otra gran vía que permitió la configuración del modelo. Disponemos de fuentes grabadas de orden directo, en las que encontramos cristos recogiendo sus vestiduras, y otras de carácter indirecto, donde había un extenso catálogo de obras con giros, movimientos y composiciones corporales que debieron ser tenidas en cuenta por los artistas.

Esta interpretación de Martín Nieto, que posee una rica decoración pictórica en la que intervino el pintor Manuel Peña Suárez, dio título a una exposición titulada Peregrino, con la que el autor expuso varias creaciones en el Círculo Mercantil de Sevilla, algunas de ellas inéditas, para conmemorar sus 20 años en la profesión.