ARTE EN EL VIA CRUCIS MAGNO. SEVILLA 2013 - ESTACIÓN II
PRENDIMIENTO DE JESÚS Y TRAICIÓN DE JUDAS
Sergio Cabaco y Jesús Abades
Con un rostro carente ya del sudor de sangre o hematidrosis provocado durante la oración en el huerto de Getsemaní, Jesús de la Redención recibe el beso de Judas Iscariote en presencia de varios de sus apóstoles, emitiendo el traidor la señal convenida con los captores enviados por el Sanedrín. El Cristo es una imagen estante, de marcada frontalidad, que mide 175 cm de altura. Fue labrada en el taller del artista sevillano Antonio Castillo Lastrucci (1958), quien cobró 25.000 pesetas por su hechura y la de Judas Iscariote. Ambas remiten a la pareja realizada por Francisco Salzillo para la cofradía murciana de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que ofrece un claro contraste entre la sumisión del rostro inmaculado del Varón y los lobunos rasgos del delator. También parece clara la influencia del grupo marmóreo del Beso de Judas que Ignazio Jacometti esculpió en 1852 para la basílica romana de San Juan de Letrán. Dicha fórmula fue inaugurada por Castillo Lastrucci para las procesiones malagueñas en 1925 -aunque tuvo que ser reproducida entre 1958 y 1960 al quedar destruida en 1931-, y según el historiador Juan Antonio Sánchez López es prácticamente idéntica a una escena modelada por Antonio Susillo, maestro de Castillo Lastrucci, publicada por primera vez en 1910. La cabeza de Jesús se mantiene firme sobre el erguido y esbelto cuello. Su rostro hebreo, de facciones muy significativas que hacen perfectamente reconocible la mano del escultor, presenta una expresión resignada; no obstante, acusa cierto desconsuelo a través del leve fruncimiento de las cejas y los entreabiertos labios, que dejan ver en su interior los dientes superiores tallados. Los rasgados ojos y las pestañas se encuentran pintados en la madera. La nariz y los pómulos son afilados, mientras que el cabello y la barba, oscuros y partidos al centro, se resuelven mediante onduladas guedejas. Tanto los brazos alineados al cuerpo, como las manos con las palmas extendidas, reflejan una actitud de entrega y aceptación del sacrificio. La imagen posee las extremidades superiores articuladas. Totalmente talladas en cedro están las partes visibles al culto (cabeza, manos y pies), siendo el resto del cuerpo un maniquí confeccionado en madera desbastada. Casi siempre suele aparecer revestida a los fieles con túnica y mantolín de terciopelo. Su oscura policromía muestra la broncínea encarnación mate que Castillo Lastrucci repite en múltiples ocasiones. Ha sido restaurada en 1987 por Francisco Berlanga de Ávila, y en 1989 por Miguel Ángel Pérez Fernández, quien hizo nueva peana para la imagen, si bien ese mismo año fue repuesta por Juan Manuel Miñarro. Además de Judas Iscariote, la figura de Jesús está acompañada en el misterio por los apóstoles Juan, Pedro, Santiago, Andrés y Tomás. Estos dos últimos sustituyeron a los figurantes romanos que Castillo Lastrucci contempló en el boceto inicial, rechazado por el canónigo Enrique Hernández Bastos -por entonces, director espiritual de la corporación- para evitar confusiones con el paso sevillano del Prendimiento -del mismo autor- y adquirir de camino la composición un cariz intimista, al sólo participar en ella unos personajes vinculados afectivamente que asisten desconcertados al desenlace de una crisis interna profetizada por el Maestro en su Última Cena. Todos ellos son obra igualmente del taller de Castillo Lastrucci (1958-1959). Los apóstoles fueron restaurados también por Francisco Berlanga en el año 1987. Respecto al paso procesional, el canasto es obra de los Hermanos Caballero (2005), tallado en madera de caoba y naranjo bajo el canon neobarroco. Su diseño corrió a cargo del escultor y pintor sevillano Antonio Dubé de Luque. Lleva apliques, una custodia flanqueada por dos ángeles, y las figuras alegóricas de la Fe, la Esperanza y la Caridad, todo ello cincelado en plata y metal dorado por los talleres de Orfebrería Andaluza. Francisco Bailac es el autor de los respiraderos (1992), con ángeles tallados por Miguel Ángel Pérez Fernández (1993). El conjunto se alumbra con candelabros de guardabrisas. El llamador es una curiosa pieza cincelada por Joaquín Ossorio (1993) y representa la espadaña de su sede canónica: la Iglesia Filial de Santiago el Mayor. Las antiguas andas procesionales, que procesionaron desde 1959 -año en el que la hermandad hizo su primera estación de penitencia al templo metropolitano hispalense- hasta 2004, eran de estilo neobarroco, pero sus líneas eran mucho más rectas. Fueron talladas en madera teñida de oscuro por José Martínez (1959). |
Fotografía de Roberto Villarrica para www.fotoscofrades.com
FUENTES: SÁNCHEZ LÓPEZ, Juan Antonio. "Real e Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Redención en el Beso de Judas, María Santísima del Rocío, Nuestra Señora del Carmen, San Fernando Rey y San Lucas Evangelista", publicado en De Jerusalén a Sevilla. La Pasión de Jesús, tomo III, Sevilla, 2005, pp. 121-128; MARTÍNEZ ALCALDE, Juan. "La imaginería cofradiera sevillana en el siglo actual. Castillo Lastrucci (II)", publicado en ABC, 1976, p. 11. |
Anterior Entrega en este |
Dossier Relacionado en este |
www.lahornacina.com