ARTE EN EL VIA CRUCIS MAGNO. SEVILLA 2013 - ESTACIÓN III
CONDENA DE JESÚS POR EL SANEDRÍN

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 

Jesús del Soberano Poder comparece ante el tribunal religioso presidido por Caifás para afirmar su condición de Hijo de Dios, lo que conlleva su condena a muerte por parte del sumo sacerdote, quien lo declara blasfemo tanto por las declaraciones del reo como por ver en él una amenaza a su máxima autoridad. La hechura cristífera, cuya ejecución comenzó en 1975 y fue completada al año siguiente, es de madera de pino de Flandes policromada al óleo. Mide 175 cm de altura e importó la suma total de 165.000 pesetas.

Luis Ortega Bru (1916-1982) representa a Jesús majestuoso, con la voluminosa cabeza ligeramente inclinada hacia el lado derecho y la mirada ausente, ajeno a la crispación que muestra el líder judío ante su insolencia. Según informaciones de la Cofradía de San Gonzalo, el modelo seguido por el escultor fue su hijo José Onésimo. La cabellera es larga, abundante y despeinada. Su hermoso semblante presenta los ojos y las pestañas pintados en la madera -con el iris policromado en un transparente color miel que ofrece sugerentes reflejos rojizos por la visión de los vasos sanguíneos-, la nariz recta, los pómulos salientes y los carnosos labios entreabiertos, mostrando en su interior la dentadura tallada. La bífida barba ha sido resuelta mediante ondulados y tupidos mechones. Las manos se encuentran atadas con una soga por delante del cuerpo.

En líneas generales, la composición resulta menos dura y atormentada de lo que es habitual en los temas pasionistas del escultor sanroqueño, quien para complacer los gustos de los cofrades hispalenses adaptó a su peculiar estilo la idealización impuesta por los cánones de la escuela sevillana sin caer nunca en el servilismo; de hecho, Ortega Bru quedó tan satisfecho con la talla que firmó en la trasera del sudario la leyenda: "Mi Xto. para Sevilla". De talla completa, el Cristo posee un cuerpo robusto y anatomizado hasta el mínimo detalle, y suele aparecer al culto revestido con túnica de terciopelo. El afán del artista por dar un aspecto añejo a sus creaciones justifica el acabado de las carnaciones en tonos marfil y las vetas decoloradas del cabello y la barba.

Esta obra, que reemplazó a dos simulacros anteriores -el primitivo de José Luis Pires Azcárraga (1945), que actualmente recibe culto en Jerez de los  Caballeros (Badajoz) bajo la advocación de Jesús del Gran Amor, y otro de Antonio Castillo Lastrucci (1961), cuyo busto se conserva en las dependencias de la hermandad- ha sido intervenida en dos ocasiones por Luis Ortega Bru: en 1976, para acoplar el cuerpo antes mencionado a la cabeza y las manos talladas el año anterior -las cuales fueron, además, repolicromadas con el fin de convertir en trigueñas las nacaradas carnaciones y oscurecer la rubia cabellera-, y en 1977, tras el incendio acaecido en su sede canónica: el templo sevillano de San Gonzalo (barrio del Tardón).

Otras restauraciones han sido llevadas a cabo por Ricardo Comas Facundo (1984), por el Taller Isbilia (1986), y por Juan Alberto Filter Peinado e Isabel Rabadán (2003), quienes repararon una grieta en el pie izquierdo de la imagen -introduciendo una espiga de madera y fijando la policromía en la parte de la fisura de los ensambles- y labraron nueva peana, más alta (de 7 a 10 cm) y ancha, a la que incorporaron la leyenda "Yo soy" que labrara Ortega Bru en la primitiva. Filter Peinado volvió a restaurarlo en el año 2010 para reparar la encarnadura de la espalda y una grieta aparecida en la cabeza de la imagen.

Acompañan a Jesús en el misterio Caifás, San José de Arimatea y Anás, en calidad de miembros del Sanedrín; un esclavo de raza negra, agachado, que carga sobre sus hombros las profecías sobre las que se pretende tomar juramento a Cristo, y un soldado romano que custodia a Jesús. Salvo la talla del enojado Caifás, obra también de Ortega Bru (1976-1977), el resto del misterio fue labrado en el taller de Castillo Lastrucci (1962).

Las monumentales andas neobarrocas sobre las que procesiona el conjunto han sido talladas por Manuel Guzmán Bejarano y Manuel Guzmán Fernández entre 1999 y 2003. Pese a su reciente ejecución ya han servido de modelo para otras posteriores. El dorado de las mismas corresponde a Manuel Verdugo. Llevan como decoración escultórica arcángeles, cartelas y querubines labrados por el escultor sevillano José Antonio Navarro Arteaga. Los respiraderos alternan la talla en madera con los bordados en oro sobre malla del mismo metal, confeccionados por el taller de Fernández y Enríquez en Brenes (Sevilla). El paso posee dos llamadores: uno de Orfebrería Triana en bronce dorado, con diseño del propio Ortega Bru que representa a San Miguel Arcángel, y otro de los Hermanos Delgado, en plata dorada, que reproduce a un nazareno de la corporación.

A modo de curiosidad, comentar que las primitivas figuras de misterio -Caifás y un soldado romano-, realizadas por Pires Azcárraga en madera y telas encoladas y policromadas, fueron adquiridas por la cofradía malagueña de la Estrella. Dejaron de procesionar en 1978 tras quedar muy afectadas por una inundación. Respecto al antiguo paso procesional, una obra de mérito del tallista Manuel Guerra (1948), con dorado de Manuel Calvo Camacho (1976) y candelabros de guardabrisas de Manuel Guzmán Bejarano (1972), pertenece actualmente al principal titular de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno de la ciudad de León.

 

Fotografía de Roberto Villarrica para www.fotoscofrades.com

 

FUENTES: DELGADO ABOZA, Francisco Manuel. "Pontificia y Real Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús en su Soberano Poder Ante Caifás, Nuestra Señora de la Salud y San Juan Evangelista", publicado en Misterios de Sevilla, tomo I, Sevilla, 2005, pp. 436-440; ÁLVAREZ REY, Leandro. Las Cofradías de Sevilla en el Siglo XX, Sevilla, 1990, p. 310; www.hermandaddesangonzalo.es

 

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