La iglesia parroquial de San Esteban Protomártir en Valencia tiene en la bóveda semiesférica del presbiterio unas pinturas al fresco del pintor valenciano, ejecutadas en el año 1802. Este conjunto de casi 100 metros cuadrados trata el tema de la Glorificación de San Esteban, donde Vicente López representó en el centro la coronación del santo, mártir sacrificado por aferrarse a la fe cristiana en tiempos de fe pagana.

El pintor realizó una compleja composición con la que mostró la apoteosis del santo titular del templo. Se representa al santo transitando por el cielo hacia la virtud de Cristo, favorecido por la mediación de María. Así pues, algo desplazada hacia la derecha, con respecto al eje central, aparece la figura de Dios Padre, entre nubes y sostenido por un grupo de ángeles. Frente al mismo la paloma del Espíritu Santo, arriba la Virgen y a su lado Cristo resucitado. En la parte baja vemos las figuras de tres de los santos parroquianos: San Vicente Ferrer en primer término, San Nicolás Factor y San Luis Bertrán. En el lado izquierdo se representan tres figuras alegóricas que aluden a las virtudes más destacables de San Esteban: la fortaleza, la caridad y una tercera que los expertos no han podido identificar hasta el momento.

Vicente López se define en una misma línea de continuidad, en torno a formas y colores -de tonalidades pastel, lumínicas, etcétera-, propia de los frescos pictóricos del Barroco español, como por ejemplo, obras de Antonio Palomino (1653-1726), que en sus pinturas de la bóveda de la basílica valenciana de la Virgen de los Desamparados, muestra las últimas consecuencias estilísticas del Barroco durante el siglo XVIIII. Ambos ejemplos tendrían su punto de partida en el Barroco temprano de los italianos hermanos Carracci.

El fresco de San Esteban prosigue, en el academicismo barroco-clásico de comienzos del XIX, con el significado de las iconografías formales barrocas: la glorificación de lo divino y una misma religiosidad. El Barroco transporta la gloria de Dios a los fieles. Lo consigue a través de un trampantojo que sugiere un espacio celeste, un "Gloria in excelsis Deo", un estado extraordinario sin serlo realmente. La pintura es un vehículo para aparentar un "rompimiento de cielo" en el espacio arquitectónico.

El fresco fue restaurado en el año 2009 por la fundación valenciana La Luz de las Imágenes de cara a la exposición "La gloria del Barroco". La restauración abarcó las tres sedes de la muestra: las iglesias valencianas de San Esteban, San Juan de la Cruz y San Martín Obispo, siendo uno de los trabajos más destacados la recuperación de la Glorificación de San Esteban con el fin de devolverle su esplendor original.