EL CONVENTO DE SAN PABLO

María del Mar Pérez Cano. Con información del IAPH

 

Con el fin de contribuir a que Córdoba sea Capital de la Cultura en el año 2016, se realiza este especial formado por 20 entregas en el que haremos un repaso por el rico patrimonio de la ciudad andaluza. Los mejores historiadores e investigadores sobre la ciudad, junto con nuestras modestas aportaciones, darán forma a un interesante recorrido que podrán consultar a través del banner correspondiente en la página principal de contenidos. Al mismo tiempo, tendrán un enlace de cada entrega en la sección Atajos, donde quedará definitivamente inserto una vez concluido.

 

 

Fue fundado por Fernando III en unos terrenos situados en la collación de San Andrés, perteneciente a la Ajerquía, junto al muro que separaba a ésta última de la Medina; zona despoblada en el momento de la reconquista. Actualmente, lo que queda del antiguo Convento de San Pablo está entre la Calle Capitulares y la Calle San Pablo. Su extensión era mucho mayor que la de hoy en día, pues contaba con casas, mesones, huerto, etcétera. La iglesia es el principal vestigio de lo que fue el conjunto. Tanto el claustro, como el resto de las dependencias desaparecieron probablemente durante los años en que estuvo abandonado por la Desamortización.

El conjunto sufrió un grave deterioro durante su abandono por los Padres Dominicos. Cuando fue entregado a los Misioneros Claretianos, el 2 de diciembre de 1897, su estado era lamentable. La restauración, que contó con el asesoramiento del arquitecto Castiñeira y el escultor Mateo Inurria, concluyó en el año 1903. Las principales intervenciones fueron las efectuadas en la cabecera, sobre todo en el ábside central y en el de la Epístola -de los que solo debían quedar las primeras hiladas de sillares, por lo que tuvieron que reconstruirse muros, bóvedas y vanos respetando la primitiva planta-; la completa renovación de las techumbres de las naves laterales; la nueva factura del coro, situado en los pies de la iglesia; la decoración de la capilla situada a los pies de la Epístola -de la que solo se conservan algunos elementos primitivos- imitando el estilo mudéjar, etcétera.

La iglesia está formada por tres naves, siendo la central más alta y ancha que las laterales. La separación entre las naves se efectúa por medio de cinco arcos formeros apuntados, sostenidos por pilares compuestos, y por encima de ellos se encuentran otros mayores con un apuntamiento mínimo. Los dos grandes pilares de planta rectangular que están entre el primer y el segundo tramo, así como los apuntados arquitos apeados sobre unas columnillas voladas que descansan sobre dichos pilares, no aparecen en ninguna otra iglesia cordobesa. También es completamente inusual el uso de garras en las basas de las columnas. Dicho tipo de basa de patas o garras es el utilizado en la iglesia del Monasterio de Poblet, lo que refuerza los influjos cistercienses del templo cordobés.

Entre 1295 y 1312 se pueden catalogar los restos de la cabecera original y los dos primeros tramos de la nave, siendo el resto del siglo XIV. Como el resto de las iglesias de este grupo, en San Pablo solo está abovedada la cabecera. La presencia de contrafuertes se limita al ábside central, para contrarrestar los empujes de las bóvedas, ya que en los laterales -singulares por presentar bóvedas de cuarto de esfera o de horno- no son necesarios por el exterior recto que justifica la solidez del muro. Están muy restaurados, pero las primeras hiladas son originales.

Las tres naves están cubiertas por armaduras de par y nudillo, modelo no repetido en ninguna de las primeras iglesias medievales cordobesas, en cuyas naves laterales se acostumbra a usar techumbres en colgadizo o a un agua. La armadura central, fechable en 1536 según una inscripción bíblica que recorre toda la iglesia -aunque parece ser que no se terminó hasta el año siguiente-, es la única que es original, mientras que las otras dos fueron colocadas con motivo de la restauración concluida en el año 1903.

De las puertas originarias del templo sólo subsiste en su estado primitivo la de la Epístola, que daba paso a la galería del claustro. Cuenta con un arco apuntado que lleva una arquivolta exterior decorada con puntas de diamante y la exterior con zig-zag. La portada del Evangelio la forman tres arcos superpuestos separados por una hendidura. Cada arco tiene en su arista una gruesa caña y ésta se apoya sobre una cornisa sencilla. La portada del patio de la calle capitulares está formada por dos partes, la superior gótica y la inferior del siglo XVII.

Delante de esa fachada se abre un amplio espacio del que arranca una escalera que conduce a la Plaza del Salvador y a la portada exterior. Esta portada estuvo más próxima a la Calle San Pablo, pero en 1529 se trasladó y se levantó en estilo plateresco. En 1708 se superpone a la plateresca otra barroca, de jaspe negro y dos cuerpos. Sobre un zócalo se levantan dos columnas salomónicas que sostienen el frontón partido. El segundo cuerpo alberga la imagen de San Pablo en mármol. Encuadran al Apóstol dos series de pilastras y se remata con otro frontón partido de cuyo centro arranca el escudo de los cuatro reinos. A los pies del santo está grabada la fecha de construcción.

 

 

Fotografías de Marco Chiesa

 

FUENTES: JORDANO BARBUDO. María Ángeles. Arquitectura Medieval Cristiana de Córdoba,
Tesis Doctoral dirigida por María Teresa Páez Higuera, Universidad Complutense de Madrid (UCM), 2002.

 

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