MURILLO Y LOS CAPUCHINOS. RECONSTRUCCIÓN

26/11/2017


 

 

El primero de los grandes proyectos expositivos que la ciudad de Sevilla ha organizado con motivo del 400 aniversario del nacimiento de Murillo se halla centrado en la serie pictórica que realizó para el convento de las santas Justa y Rufina de franciscanos capuchinos de Sevilla. Decimos el primero porque abrirá sus puertas antes que todos, del 28 de noviembre de 2017 al 1 de abril de 2018 en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Murillo y los Capuchinos. Reconstrucción se centra en el importante encargo que Murillo realizó para el citado convento, considerado como uno de sus conjuntos más destacados del pintor sevillano. La intención de la muestra, comisariada por la directora del museo Valme Muñoz, ha sido la de reconstruir la serie contando con las pinturas que actualmente se encuentran en los fondos del propio Museo de Bellas Artes de Sevilla, así como con el préstamo temporal de las que se conservan en otras instituciones.

Para ello se ha contado especialmente con la colaboración del Wallraf-Richartz Museum de Colonia, que participa cediendo el que fuera lienzo principal del retablo mayor, El jubileo de la Porciúncula, obra de gran formato que se conserva en sus colecciones y que salió de Sevilla a mediados del siglo XIX. La restauración de este importante lienzo por el taller de restauración del Museo de Bellas Artes de Sevilla y su exposición en la capital hispalense junto al resto de pinturas de la serie supone una oportunidad única de reunir uno de los ciclos pictóricos más significativos del Barroco español.

La exposición se amplía con la presencia de diferentes obras que ilustran el proceso creativo de la serie. Se trata de bocetos y dibujos previos que permiten conocer cómo el artista concibió su proyecto, ilustrando igualmente una faceta significativa de su arte como es el dibujo. Es el caso por ejemplo de los dos dibujos del San Francisco abrazando al Crucifijo conservados en el Courtauld Institute de Londres y en la Kunsthalle de Hamburgo, o el que muestra a San Félix Cantalicio con el Niño, que se encuentra en la Morgan Library de Nueva York y es preparatorio del lienzo Aparición de la Virgen y el Niño a San Félix Cantalicio.

Para la iglesia de los capuchinos Murillo realizó las pinturas que adornaban su retablo mayor y también las que figuraban en los pequeños retablos de todas las capillas laterales. Entre 1665 y 1666 el pintor realizó todos los cuadros del altar mayor, los dos de los pequeños retablos que figuraban en los laterales del presbiterio y los de las pinturas de San Miguel Arcángel (imagen superior) y El Ángel de la Guarda, que estaban colocadas en las paredes de la cabecera del templo, sobre las puertas que comunicaban la iglesia con el interior del convento. La realización de las pinturas de las capillas laterales de la iglesia no se inició hasta 1668, ocupándose Murillo durante un año de la conclusión de esta segunda serie de obras para los Capuchinos.

Las pinturas que conforman el conjunto presentado en la muestra son por tanto El jubileo de la Porciúncula, San Leandro y San Buenaventura, San José con el Niño, San Juan Bautista, San Antonio de Padua con el Niño, San Félix Cantalicio con el Niño, Anunciación, Piedad, Adoración de los pastores, Aparición de la Virgen y el Niño a San Félix Cantalicio, Santo Tomás de Villanueva dando limosna, San Francisco abrazado a Cristo, San Antonio de Padua y el Niño, Inmaculada Concepción con el Padre Eterno, Inmaculada Concepción Niña, San Miguel Arcángel, El Ángel de la Guarda y Santa Faz.  

Este conjunto pictórico se salvó de ser saqueado por las tropas francesas en 1810 gracias a que los frailes, conscientes del expolio, llevaron las pinturas a Gibraltar, donde quedaron a salvo por ser territorio inglés. Acabada la Guerra de la Independencia el grupo de pinturas regresó al convento con excepción del San Miguel Arcángel (Kunsthistorisches Museum de Viena) y la Santa Faz (colección privada del Reino Unido), que quizás fueron entregados en Gibraltar a quienes custodiaron las pinturas.

Joaquín Bejarano fue el encargado de restaurar el resto de pinturas a su regreso. En pago por sus servicios, los frailes le entregaron la pintura central del retablo, El jubileo de la Porciúncula, que fue vendida por Bejarano y, tras pasar por varias manos, acabó en el Wallraf-Richartz Museum de Colonia. Otra pintura del convento, El Ángel de la Guarda, fue regalada por los frailes a la Catedral de Sevilla en 1814 como agradecimiento por haberse custodiado allí por algún tiempo su tesoro artístico (ver enlace superior).

El retablo mayor estaba presidido como hemos señalado por El jubileo de la Porciúncula, episodio que narra la entrega a San Francisco por Cristo y la Virgen de indulgencias plenarias para todos los que visitasen la iglesia de Santa María de la Porciúncula, edificada por el santo. Bajo el mismo, quizás en el tabernáculo, estaba la Santa Faz y encima de él la llamada Virgen de la Servilleta por creerse erróneamente que estaba pintada en una servilleta del refectorio de los capuchinos. La restauración de esta última obra rescata una ventana oculta por el marco y los repintes, similar a la que Murillo pintó para Dos mujeres en una ventana (ver enlace inferior).

 

Dirección y horario: Plaza del Museo, 9. De 09:00 a 20:30 horas (lunes cerrado y los domingos hasta las 15:30 horas)

 

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