Existen obras que muestran a la Virgen del Carmen con almas del purgatorio pero formando parte de una escena escatológica mayor, en donde se resalta que María no podía ser indiferente al sufrimiento y la muerte del fiel cristiano y que por medio del escapulario se garantizaba una pronta liberación de las penas expiatorias.

Un ejemplo se encuentra en este lienzo del Museo de los Descalzos de Lima, donde la Virgen del Carmen con el Niño Jesús se ubica al lado izquierdo de la composición. Ambos llevan el escapulario en sus manos y están acompañados por ángeles. En la parte inferior izquierda, se hallan las ánimas que visten el sacramental y que son socorridas por seres celestiales. El purgatorio se representó como un gran hoyo en la tierra. En la parte central del cuadro, se observa a la muerte con guadaña que ha salido de un ataúd y que señala los objetos representativos de las almas que purgan sus penas (coronas, tiaras, etcétera). Al lado derecho de la escena aparece el infierno, donde las almas son torturadas por demonios. Finalmente, el fondo de la obra está conformado por un paisaje montañoso de cielo nublado.

La paleta presenta tonos rojos, tierras, azules y amarillos, con predominio de los tierras, que conforman los tercios extremos de la obra, mientras que los azules ocupan el tercio central. La luz está focalizada en la figura femenina y tiene carácter simbólico pues emerge de detrás de su cabeza, en el nimbo, pero se refiere a que María misma es la fuente de luz. El resto de figuras recibe de esta una luz cálida y simbólica y también recibe una luz fría, procedente del paisaje del fondo, en el que predominan los tonos azules.

Esta pintura presenta una inscripción en la zona inferior central, donde se lee: "Un Padre Nuestro y Ave María por [ilegible] este tiempo", lo que permite colegir que, en algún momento, esta imagen habría gozado de una indulgencia que los devotos podían ganar cumpliendo ciertos preceptos.

El cuadro permite, asimismo, notar similitudes y diferencias entre el purgatorio y el infierno. Si bien ambos comparten un elemento que es el fuego, en el purgatorio, las almas esperan suplicantes la liberación mientras son purificadas, pero en el infierno sufren un tormento perpetuo provocado por los demonios.

Esta obra, cuyo título es "Virgen del Carmen y la Muerte", anónima de la Escuela limeña del siglo XVIII, pintada al óleo sobre lienzo, permite meditar al espectador cristiano sobre la vida ultraterrena y la importancia de acogerse a la misericordia de la advocación carmelita con el uso de aquel símbolo de protección y signo externo de consagración a ella: el escapulario.