Este óleo sobre lienzo de gran tamaño (152 x 271 cm) se conserva en el templo parroquial de Santiago Apóstol del municipio jiennense de Santiago de la Espada. Es una pieza de gran valía, cuya autoría ha sido recientemente puesta en relación con el pintor Juan de Sevilla Romero y Escalante (Granada, 1643-1695), sucesor en la Escuela granadina de Alonso Cano, del que también pudo ser colaborador.

La obra pictórica de Juan de Sevilla Romero y Escalante, a falta de una necesaria monografía, ha sido estudiada por diferentes autores a través de varios artículos con la aportación de nuevos datos que han ido definiendo su personalidad. Justamente en su producción pictórica, la sagaz combinación de elementos formales como el gusto por los modelos flamencos, unido a las reminiscencias canescas, y la práctica de una pincelada colorista de filiación veneciana, dotan a este pintor granadino de un original lenguaje pictórico que lo convierten en uno de los exponentes ideales del pleno barroco español.

El lienzo de Santiago de la Espada (Jaén) muestra también una muy interesante iconografía, en la que la presencia de la Virgen del Carmen, Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís hace referencia a las tres órdenes religiosas -la carmelita, la dominica y la franciscana- a las que los fieles cristianos podían recurrir mediante la oración con el fin de buscar su intercesión para el paso del Purgatorio al Cielo.

Los santos mencionados aparecen flanqueando de rodillas a la Madre del Monte Carmelo como intercesores de la salvación humana. San Francisco y Santo Domingo reciben la cruz y el rosario, respectivamente, como instrumentos para el rescate de las ánimas. El primero lo recibe de María y el segundo del Niño Jesús, que la madre, sedente sobre nubes y querubines, sujeta con el brazo izquierdo. En el caso de San Francisco de Asís, se creía que también liberaba a las almas del purgatorio empleando el cordón de su hábito.

Debido a su avanzado estado de deterioro y a una intervención anterior que ocultaba su policromía original, en el año 2019 fue restaurado dentro del programa de recuperación de bienes culturales de Fundación Caja Rural Jaén. Llevaron a cabo los trabajos el restaurador José Luis Ojeda y su equipo, quienes reentelaron la pieza, repararon las roturas y desgarros que presentaba, fijaron los estratos, y eliminaron los múltiples repintes y barnices oxidados, que habían causado un gran oscurecimiento en el cuadro. Finalmente, reintegraron las lagunas pictóricas y aplicaron una capa de barniz protector en su superficie.