JESÚS CAUTIVO - HUELVA

Sergio Cabaco y Jesús Abades. Con información de Arturo Moreno Romero De La Osa


 

 

Una de las grandes devociones de la capital onubense es la imagen del Cautivo de la Parroquia Mayor de San Pedro Apóstol (F1). Grande al igual que callada, pues de forma discreta logra una gran manifestación de fe con motivo de su festividad el primer viernes de Marzo, sobre todo entre las gentes que residen en el casco histórico de la capital. Es obra del escultor e imaginero sevillano Antonio Bidón Villar (1946), quien al gubiarla, más que inspirarse directamente en el multicopiado Cristo madrileño de Medinaceli (obra del Círculo de Juan de Mesa), pareció seguir al sevillano Cautivo de San Ildefonso, talla anónima del siglo XVIII analizada en nuestra primera entrega, inspirada a su vez en el mencionado Cautivo de Madrid. La imagen onubense de San Pedro mide 156 cm de altura y fue restaurada en el año 1999 por Vicente Morales de cara a su limpieza y conservación.

La venerada imagen procesional del Barrio de la Hispanidad (F2) representa a Cristo cautivo y abandonado por sus discípulos, dirigiéndose al palacio del Sumo Sacerdote. Hablamos de la última obra realizada por el escultor e imaginero ayamontino Antonio León Ortega (1985). Jesús, en actitud itinerante, mantiene la cabeza erguida y dirige la angustiada mirada al frente, buscando fuerzas para afrontar el sacrificio que le aguarda. Su rostro, enjuto y demacrado, presenta los ojos y las pestañas pintados en la madera, el perfil hebraico, los pómulos salientes y la boca entreabierta, permitiendo ver los dientes superiores tallados. La barba y el cabello, peinado al centro, son largos y se organizan en finas y onduladas guedejas. Las manos están atadas con un cíngulo dorado por su condición de preso. La efigie, de talla completa y brazos articulados, muestra unas carnaciones cálidas y suele aparecer al culto revestida con túnica de terciopelo morado o blanco. Entre los años 1992 y 1995 fue profundamente remodelada por Francisco Márquez Domínguez, quien ejecutó nuevas manos (recientemente, en la muestra de arte sacro que cada año se celebra en la Casa Colón de la ciudad, fue expuesto el juego de manos primitivo) y retalló íntegramente la talla original con adiciones de estuco y nueva policromía aplicada por Enrique Pérez Saavedra, discípulo de León Ortega. En el año 2005 fue nuevamente intervenida, en esta ocasión con criterios científicos, por las restauradoras onubenses Ana Beltrán Ruíz y Verónica García Piedad, quienes efectuaron tareas de limpieza, retirada de objetos metálicos, restañado de grietas, fijación de los brazos y anclaje de la escultura a su peana.

Respecto al Cristo de Aracena (F3), titulado Divino Redentor Cautivo y venerado en la Iglesia del Carmen de dicha localidad (antiguo Convento de Padres Carmelitas), se trata de una obra modelada en barro por el artista local José Antonio Márquez a tamaño natural (1991) que, meses después, fue trasladada a la madera por el recientemente fallecido escultor e imaginero sevillano Jesús Santos Calero, quien se encargó también de su espléndida policromía. Es una pieza de clara inspiración montañesina que representa el pasaje de la Presentación al Pueblo (Ecce Homo), con el cuerpo y el rostro magullados por los tormentos de la flagelación y la coronación de espinas. Este año 2011 se cumple el XX aniversario de su hechura, para lo cual ha estado expuesta en su templo sin la túnica con la que suele estar revestida todo el año, pudiendo apreciar fieles y visitantes su logrado estudio anatómico. Los brazos, carentes de las articulaciones habituales en este tipo de obras, poseen las manos bajas, superpuestas y atadas también con una soga a la altura de las caderas.

 

 

F1 y F2 de Sergio Cabaco
F3 de David Infante Ramos

 

FUENTES

CARRASCO TERRIZA, Manuel Jesús. La Iglesia Mayor de San Pedro de Huelva. Historia de su Fábrica, Huelva, 2007, p. 308.

 

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