La Virgen de las Angustias, titular de la Cofradía de la Flagelación (San Cristóbal de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife), es uno de los hitos devocionales de la Semana Santa nivariense. Imagen de candelero para vestir, sustituyó hacia 1863 a una efigie anterior de estas mismas características, traída desde México en 1715.

No hubo inconveniente en contratar la dolorosa de Gabriel de Astorga, pero se impuso la condición de que su posición fuese mirando al cielo, quizá porque esta gestualidad de su semblante fuese la misma que mostrara la anterior talla novohispana, o tal vez subyaciera el intento de emular la afligida actitud de una escultura tan venerada entre los laguneros como la de Nuestra Señora de los Dolores, apodada "La Predilecta" y esculpida por José Luján Pérez en 1803 bajo la sugestión del conocido prototipo murciano de Francisco Salzillo.

Bernales Ballesteros la asigno erróneamente a Juan de Astorga, por solo contar con la tradición oral del apellido del escultor. Fueron Amador Marrero -su restaurador- y Rodríguez Morales quienes propusieron su atribución a su hijo Gabriel, siendo refrendada dicha teoría sin fisuras por Roda Peña.

Solo presenta talladas y policromadas su cabeza y manos entrelazadas, alcanzando una altura de 160 cm. Estilísticamente suele compararse con la Virgen de la Soledad de San Buenaventura (Sevilla), con la que comparte la elevación de la mirada y ese inconfundible aire de familia que poseen todas las imágenes marianas de Gabriel Astorga, inmersas en un eclecticismo estético de tintes románticos.

Sin embargo, Roda Peña la estima más cercana a otras creaciones de Gabriel como la Magdalena de Peñaflor, el Niño Jesús de la Hermandad de Pasión (Sevilla) o la ya analizada Virgen de los Dolores de Umbrete, por los siguientes rasgos: el ademán suplicante de su cabeza alzada, la particular manera de tallar la corta cabellera con finas y ondulantes guedejas que prácticamente ocultan los pabellones auriculares -menos sus lóbulos-, la configuración ancha y redondeada de su rostro y los recursos expresivos de su fisonomía: cejas de sinuoso y ligero trazado ascendente, ojos grandes, y boca anhelante de labios carnosos y entreabiertos que permiten la visión de la hilera superior de los dientes.