Este altorrelieve que representa la Santísima Trinidad o las Dos Trinidades es la única pieza que ha sobrevivido del retablo contratado el 16 de marzo del año 1609 con el licenciado Lucas Pérez, presbítero y beneficiado de la Iglesia de San Ildefonso, para su altar del referido templo sevillano, en cuya capilla bautismal se conserva actualmente. Los altorrelieves de San Mateo y San Lucas, así como el propio retablo, han desaparecido.

Por el retablo, realizado en madera de cedro de La Habana con unas dimensiones de 200 x 100 cm, Martínez Montañés cobró la cantidad de 250 ducados. En 1816, con motivo de las obras de reconstrucción del templo neoclásico actual al hallarse la anterior iglesia mudéjar en estado de ruina, el escultor Juan de Astorga, además de restaurar el soporte lígneo del retablo, renovó su película pictórica, posiblemente refrescando sus colores y reintegrando eventuales lagunas, pues su policromía parece ser la original seiscentista.

Iconográficamente, la obra establece una relación entre la Trinidad Celestial (Dios Padre, Dios Hijo y el Espíritu Santo) y la Trinidad terrestre, constituida por la Virgen, San José y el Niño; o sea, una especie de eslabón entre el cielo y la tierra, aspecto en el que insistió mucho la literatura religiosa contrarreformista del último tercio del siglo XVI. Es además la única pieza conocida de Montañés sobre el referido tema.

En esta obra montañesina hay morfologías que recuerdan a Pablo de Rojas y a Jerónimo Hernández y que ya habían sido empleadas en algunas de sus producciones anteriores. En línea de tierra, Jesús aparece en el centro ante la cruz y entre sus padres, mientras que en la gloria, sobre la paloma y un semicírculo de querubines alados, se halla el Padre Eterno con el manto desplegado a modo de baldaquino. Posiblemente, la composición del retablo tendría la traza de tabernáculo. Los altorrelieves de Mateo y Lucas estaban colocados en el banco.

Con motivo de su presencia en la exposición Montañés. Maestro de maestros, que se celebrará en Sevilla por el 450 aniversario del nacimiento del artista, el relieve ha sido recientemente intervenido por la restauradora sevillana Carmen Bahíma Díaz, para lo cual estuvo retirado de su ubicación original en la Iglesia de San Ildefonso durante unos meses. La intervención se concretó principalmente en las siguientes fases:

- Fijación de algunos estratos de la policromía y de la preparación que estaban en peligro de desprendimiento.

- Realización de un test de solubilidad para determinar el disolvente o mezcla de ellos, con los que remover y retirar los depósitos de suciedad y repintes.

- Reposición de varios fragmentos perdidos, tales como los dedos pulgar, índice y corazón de la mano derecha del Padre Entero.

- Reposición de la capa de preparación con materiales afines a la obra.

- Reintegración cromática y protección final.

La restauración del relieve también comprendió la restitución de los dedos de la mano del Niño, que no eran los originales y presentaban una burda factura, el refuerzo de los ensambles de las dos tablas que lo componen y la limpieza de su reverso. Carmen Bahíma descubrió durante el proceso que la obra, a excepción de los fondos y las nubes, está enteramente repolicromada, tanto las carnes como los ropajes con sus estofados.